Muero por verla

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Oliver

El móvil de Claire me devuelve por enésima vez un mensaje de voz indicando que el número está apagado o fuera de cobertura. Han pasado 24 horas desde que se marchó de mi despacho y desde entonces no he podido comunicarme con ella.

Fijo la mirada en el paisaje urbano que se extiende a través de la ventana de mi despacho y suelto un suspiro cansado. A pesar de saber que he hecho lo correcto, no puedo evitar sentir malestar. Odio esta situación, odio estar mal con Claire y odio no tener una solución inmediata para todo esto.

Alguien llama a la puerta tras de mí. Me giro y descubro a la chica que ha ocupado el puesto de Claire en su ausencia. Es Martha, una de las recepcionistas habituales, y aunque no lo hace mal, no es Claire, por lo que mi corazón se encoge un poquito más ante la evidencia de su falta.

—Hay alguien en el vestíbulo preguntando por Claire. En recepción le han dicho que no se encuentra aquí hoy e insiste en verte a ti.

Alzo las cejas con curiosidad.

—¿Cómo se llama?

—Peyton Barry.

Reconozco el nombre de la mejor amiga de Claire al instante y le pido a Martha que la haga pasar a mi despacho. La espero sentado en mi sitio y cuando la veo aparecer la saludo con un movimiento de cabeza. Aunque no la conocía personalmente, la he visto en foto muchas veces, por lo que ya es como si la conociera. Peyton ocupa el asiento apostado frente a mí y descubro con sorpresa que parece tan abatida como yo. Lleva el pelo recogido de forma desordenada en un moño alto y una sudadera con pelotillas que descubre cuando se quita la chaqueta. Estoy a punto de hablar cuando ella se adelanta:

—Entonces, ¿es cierto? ¿No ha venido a trabajar Claire hoy?


Su pregunta me pilla desprevenido. Que ella me pregunte esto no tiene ningún tipo de sentido teniendo en cuenta que viven juntas.

—¿Es que Claire no te ha explicado nada de lo que ocurrió ayer en el bufete? —pregunto algo desubicado.

Peyton frunce un poco el ceño y niega con un movimiento de cabeza.

—Cuando Claire apareció por casa ayer discutimos antes de que pudiéramos hablar de nada. ¿Es que no te lo ha dicho?

Ahora soy yo quién frunce el ceño y niega con un movimiento.

—No he hablado con ella desde ayer.

—¡¿Qué?! —La preocupación es patente en su voz—. ¿Acaso no ha pasado la noche contigo?

—Eh... —Me quedo unos segundos tan desubicado con su pregunta que me cuesta asimilarla—. No. ¿No ha dormido en vuestra casa?

—No, ya te he dicho que discutimos —dice alterada—. Di por hecho que estaría contigo.

Peyton y yo nos miramos desconcertados y, a pesar de que es la primera vez que nos vemos y que no tenemos confianza, decido explicarle nuestra discusión de ayer. Ella escucha incrédula y cuando termino de hablar es ella la que se sincera conmigo. Me explica que Claire llegó la pilló con Seth, su exnovio, y que se fue de casa hecha un basilisco.

—Sé que debes pensar que soy una persona pésima por haberme liado con el ex de mi mejor amiga pero...

—Eso no importa —la corto yo, con la amargura recorriendo mi paladar

—. Lo único que importa ahora mismo es cerciorarnos de que Claire está bien. ¿Tienes la menor idea de donde puede haber ido?

Ella niega una vez más, se frota el rostro con las manos y cuando descubre sus ojos estos se ven tan húmedos y enrojecidos que no puedo evitar sentir compasión por ella. Algo me dice que la pobre lo está pasando muy mal con la situación.

—Ella no tiene más amigos íntimos en la ciudad. Debe haber pasado la noche en un hotel.

—Si es así lo descubriremos —digo decidido—. Llamaré a todos los hoteles de la ciudad hasta dar con ella.

—Hay miles, tardarás años.

—¿Se te ocurre una opción mejor? —pregunto mientras abro mi ordenador con la intención de empezar la búsqueda de números de teléfono


a los que llamar.

—No. —Peyton se encoge de hombros con un suspiro cansado—. Pero creo que debemos darle su espacio. Claire se pondrá en contacto con nosotros cuando se sienta preparada para hablar. La conozco. Funciona así. Solo necesita tiempo para gestionar todo lo que ha pasado.

Asiento despacio, a sabiendas de que tiene razón. Por mucho que me joda no tener noticias suyas, no puedo forzarla a nada ahora mismo. Además, tiene el móvil apagado, lo que es una forma sutil de hacerme saber que no quiere hablar conmigo. Estoy preocupado por ella, no saber dónde está me pone nervioso, pero sé que estará bien. No es una niña pequeña, es una adulta autosuficiente que sabe cuidar de sí misma.

Así que, a pesar de que me muero por verla y aclarar la situación, sé que Peyton tiene razón. Ahora y hasta que Claire decida vernos, no me queda más opción que esperar.

Entre Leyes  y Suspiros (Libro 2: Saga Vínculos Legales) (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora