-En el interior de una PC muy avanzada, existe un pequeño universo digital, en el cual coexisten millones de mundos de películas, series y videojuegos, sin embargo, no es tan divertido y genial como parece, por otro lado, el destino de todo este Mic...
Dentro de un edificio departamental, se encontraba una colorida y bien iluminada habitación, la tenue luz de la luna se filtraba por la gran ventana, iluminando el oscuro interior, dejando ver algunos posters de videojuegos pegados en la pared, así como una repisa en la que habían algunas figuras de acción coleccionables.
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No obstante, quizás lo más llamativo en el interior de aquella habitación, era una gran PC, aparentemente, había pasado mucho desde la última vez que se uso. Siendo visible el monitor, el teclado y un mouse hecho para videojuegos, siendo exactamente de la misma marca, en cambio, la torre parecía tener un diseño un tanto peculiar, pues se veía diferente al conjunto antes mencionado, pero lo importante no era su estructura exterior, si no lo que sucedía en el interior de aquella torre.
En lo más profundo y minúsculo del procesador, se hallaba un universo de tamaño cuantico, lo suficientemente pequeño como para pasar desapercibido por el mundo mortal, un vasto espacio de estrellas que parecían extenderse por años luz de distancia, dejando ver en el centro de aquel Microverso un gran sol, que era rodeado por algunos planetas, en cada uno de ellos había distintos mundos y planos de videojuegos, series y películas interconectados, desde el cuadrado y colorido mundo de Minecraft, pasando por el salvaje oeste de Red Dead Redemption, hasta el oscuro y futurista Cyberpunk, decenas de sagas coexistian en un mismo universo.
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En uno de los planetas había un aeropuerto a las afueras de una ciudad, el cual era transitado con normalidad, miles de NPCs iban y venían, subían y bajaban de los aviones, pareciendo ser otro día tranquilo en dicho aeropuerto, sin embargo, dentro de un elevador se encontraba un grupo de terroristas, siendo cinco sujetos en total, todos tenían ametralladoras ligeras, cargadas y listas para ser disparadas en cualquier momento, el número de pisos cambiaba conforme los segundos pasaban, hasta que el líder de los terroristas habló.
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