꒰★+꒱𝐃𝐀𝐑𝐊 𝐒𝐎𝐔𝐋*ੈ✩‧₊˚
𝐔𝐍 𝐓𝐑𝐀𝐍𝐐𝐔𝐈𝐋𝐎 𝐒𝐈𝐋𝐄𝐍𝐂𝐈𝐎 𝐈𝐍𝐔𝐍𝐃𝐀𝐁𝐀 𝐋𝐀 𝐇𝐀𝐁𝐈𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍. Un demonio de cabellos dorados se agitaba entre las sábanas de la cama. Al despertar, se encontraba algo desorientado. Sus ojos aún adormilados recorrieron la habitación con lentitud, tratando de enfocar la vista.
De pronto, sus ojos se abrieron de par en par, invadiéndole la sorpresa. Se dio cuenta de que no estaba en su habitación, ni en su castillo, ni siquiera en el infierno. ¿Dónde demonios estaba?
Bajo su mirada, notando la ausencia de la parte superior de su vestimenta. Al levantar las mantas, un suspiro de alivio escapó de sus labios al comprobar que aún conservaba su ropa interior. Se levantó y recorrió la habitación en busca de sus prendas, pero no encontró rastro de ellas.
Dirigiéndose hacia la puerta entreabierta, vio su pantalón en el suelo. Siguiendo por el pasillo, fue encontrando, una a una y las demás piezas de su vestimenta, con las que fue vistiéndose. Solo le faltaban su sombrero y su bastón.
Lucifer descendió las escaleras. Su atención se desvió hacia un sector de la casa donde se escuchaban pequeños ruidos. Se dirigió a la cocina y encontró a Ethan sentado en la isla, disfrutando de su desayuno.
—Así que al fin despiertas—Dijo con una taza de café en la mano, mirando al rubio.
—¿Todavía estoy en tu casa?
— Lamentablemente, sí. Si buscas el resto de tus prendas, están ahí—Señalo hacia el sofá de la sala—¿Quieres café?
—Claro—Se acercó hasta el chico, tomó la taza y se sentó junto a él—Creo que ayer me pasé un poco.
—Te acabaste todas mis botellas. ¿Acaso no te duele la cabeza?
—Mis poderes neutralizan dolores inferiores, como el dolor de cabeza—Respondió tomando un sorbo a su café—Por cierto, gracias por cuidarme ayer.