Y aquí me encuentro de nuevo, en pastillas y alcohol, no veo lo que escribo seguro a de haber un castigo, divino, pasan las sustancias y aun así sigo. Pidiendo a todos los santos aun que no fuera creyente que me dejen seguir viva, caída estoy como Samael del cielo.
Pido y ruego que acaben con este sufrimiento, combinar algo glorioso con algo obsceno es un mortal pecado que estoy dispuesta a cometer. Perdón luna mía por dejarte ver tal acto de impureza, manchando tu luz y opacando a las estrellas pero amada mía necesito que sepas perdonarme esta noche porque he caído de vuelta en este pozo.
La culpa y el arrepentimiento azotan contra el ser que llevo dentro pero el pecado y el placer son bastante fuertes, creando una lucha interna en donde las segundas fuerzas ganan la batalla y me hunden con ellas. Lo repito cariño, perdóname esta noche y ya mañana será de nuevo otro día en donde puedas ver otra sonrisa.
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¿Quien lo diría?
Thơ caA veces, los pensamientos son tu mayor enemigo, las voces en la mente que dictan oraciones las cuales vienen desde lo más profundo del alma, pero esas voces son las causantes de eventos en la realidad, porque ¿Quien diría, que cumpliría lo que en aq...