NEW VERSION: XXII.

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LONDRES, INGLATERRA

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LONDRES, INGLATERRA. │ HAYLEY.

Me desperté con un beso de Masen y sus brillantes ojos azules observándome como si fuese la última rebanada de pan en el mundo. Habían pasado dos días sin su presencia, sin su musculoso cuerpo a mi lado de la cama y también sin su sonrisa que me dejaba sobre el piso lamentablemente.

—Principessa.

—Masen.

Formo una pequeña sonrisa en mis labios y comienzo a estirarme en la cama sin apartar la vista del hermoso hombre que se encontraba frente a mí. ¿Ya había dicho que era extremadamente lindo? Si lo hice, muy bien, lo iba a repetir tantas veces quisiera, porque era la realidad. El maldito tenía lo suyo.

—Dos malditos días sin verte, una verdadera pesadilla, Hayley. — Dice cerrando los ojos como si no lo creía. —Sabes lo que deseaba volver solo para verte. Al diablo con mi familia, volví especialmente para verte.

Cada vez que abría esa maldita boca quería matarlo, porque con cada palabra que decía, me convencía mucho más de querer estar a su lado. Su voz y su sonrisa me volvían loca, me hacían olvidar de mi madre, de la vida que tenía antes de estar aquí encerrada. Pero no estaba segura de querer volver a esa vida.

Todo lo contrario, deseaba y anhelaba quedarme en esta, a su lado, lo cual era una maldita locura.

—Ponte, algo que iremos a ver la pelea de Lev. — Me ordenó mientras se giraba y salía de nuestra habitación sin nada más que decir.

¿Pelea de Lev? ¿Quién era Lev en principal?

Sin saber nada sobre eso, me puse de pie, tomé una ducha rápida, me cambié mi pijama por unos jeans y una camisa de Masen, agarré mis tacones de Saint Laurent y bajé rápido por las escaleras.

Sabía que Peter se encontraba durmiendo en su habitación y también que no le gustaban estos tipos de planes, así que me dirigí directo a la cocina donde Masen se encontraba apoyado charlando con la cocinera que recién había terminado de preparar mi desayuno favorito. Desde el día uno aquí en la mansión de los Clynner, ella fue muy amable y me preparó mis comidas favoritas.

Extrañaba un poco a Ana y todo su orden obsesivo.

Masen se giró al oír mis pasos y formó esa famosa sonrisa que enamoraba completamente. Avanzó hacia mí en pequeños pasos y cuando llegó frente a mí, se lanzó para besarme de una manera apasionante. El aire se volvió denso y todo a mi alrededor desapareció, solo podía sentir su boca contra la mía y el sabor dulce en su boca.

Nuestras bocas se besaron con urgencia, como si finalmente se hubiese terminado el tiempo de espera. No había cariños, ni mucho menos lentitud. Fue un beso necesitado y desesperado. Sus dedos se enredaron en mi cabello, con fuerza, mientras yo me aferraba a sus músculos con desesperación.

Obsesión Desafortunada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora