Capítulo 20 - Besos robados

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A: Vamos Luz!! - se paró por enésima vez a esperarme

Lo que en un principio iba a ser una cita dando un paseo tranquilo por el campo había terminado siendo salir a correr. Ainhoa me había propuesto cambiar el plan y no había podido negarme a ello. Sin embargo, aunque de vez en cuando me gustaba ir a correr para liberar tensiones, sin duda ella estaba en mucha mejor forma que yo y estaba siendo incapaz de seguirle el ritmo. Estaba a punto de salírseme un pulmón por la boca y ella seguía corriendo como si nada.

L: no puedo más, de verdad, me va a dar algo - me acerqué andando hasta donde estaba ella y haciendo un gran esfuerzo por intentar respirar

A: pero si solo hemos corrido 2km, eres una floja - me acusó

L: floja? Yo? - Me crucé de brazos haciéndome la enfadada

A: claro, sabes que pasa? Que eres muy pequeñita - ¿se estaba metiendo conmigo ahora?

L: y eso que tendrá que ver? - me hice la ofendida

A: pues que tus pulmones son chiquitiiitos chiquititos y por eso no puedes correr más y te cansas pronto

L: pues sabes que? - me recuperé en un segundo - que seré pequeña, pero matona - le dije con tono chulesco y empecé a correr de nuevo cogiendo ahora un trozo de ventaja

Unos kilómetros después llegamos hasta un lago que había cerquita del pueblo. Casi nadie lo conocía y por eso era agradable, ya que apenas había nunca nadie por allí. El lago quedaba cerca de la casa de mi amiga, por eso desde que teníamos apenas 15 años solíamos venir hasta aquí a pasar el rato tiradas en la hierba mientras hablábamos de chicos. Me sorprendió que Ainhoa parecía que también lo conocía.

A: vaya, al final va a resultar que no eres tan floja como parece

L: y todavía no has visto nada pelirroja - le saqué la lengua y bebí un poco de agua que había sacado de la pequeña mochila que había llevado a mis espaldas

A: esto es precioso, verdad?

L: lo conocías? - le ofrecí la botella a ella

A: si, los primeros días salí a correr y vine a dar por casualidad aquí - bebió un trago y un calor subió por mi cuerpo al ver las gotitas de sudor resbalar por su cuello. ¿Cómo podía un simple gesto como beber agua ser tan sexy?

L: quieres que nos sentemos un poco? - le dije saliendo de mi trance

A: si, así descansamos un poco para la vuelta

En uno de los lados había un pequeño muelle de madera donde algunas barquitas paraban a veces. Fuimos hasta el borde y nos sentamos con las piernas colgando sin llegar a tocar el agua.

L: se respira paz. Es increíble este sitio - cerré los ojos y eché mi cabeza hacia atrás para respirar profundamente y seguí hablando - sueles salir mucho a correr?

A: bueno, me gusta bastante pero voy menos de lo que debería - me acompañó en el gesto y también se recostó hacia atrás - cuando llegué aquí necesitaba relajarme un poco y si que solía salir todos los días. Me ayuda a desconectar de la cabeza

L: mis amigas y yo solíamos venir aquí mucho cuando éramos adolescentes. Cogíamos unas cervezas y podíamos pasar horas hablando de nuestras cosas. A veces traíamos una guitarra y hacíamos algo de música

A: cantas?

L: bueno, la verdad es que no se me da mal del todo

A: yo quiero que me cantes algo

L: que dices? No, no.. me da muchísima vergüenza

A: vengaaa, un poquito, porfaaa - irguió su cuerpo para ponerse más cerca mio e intentar convencerme de ello

Desde aquella nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora