—¿¡SUSPENDIDOS!? ¡NO ME JODAN! —exclamó furiosa Angelina a Harry y George en la sala común.—¿¡QUÉ CARAJOS HAREMOS!? —gritó.
—Tranquila, Angelina —dijo Katie, tratando de apaciguar la caldera que era la morena en ese momento—. Tenemos a Spinnet y al chico Peakes.
—Qué alivio —respondió Angelina con ironía.
La pintura de la señora Gorda se movió para dejar pasar a una chica pelirroja de belleza incalculable, cuya presencia le daba ánimos a Harry, que se sentía mal no solo por haberle fallado a su equipo, sino también por el golpe en la espalda que había sufrido. En caliente, le pareció una caricia, pero en frío, le dolía como mil demonios.
—No lo encontré —dijo Ginny con pena.
Al llegar a la sala común para festejar, el equipo había notado que Ron no estaba allí y tampoco estaba en ningún sitio del ala sur. Buscaron en la enfermería por si había ido a por un tónico para los nervios con Madame Pomfrey, pero nada.
—Quizá Hermione tenga más suerte —respondió Neville, que sostenía a Trevor, quien se había perdido mirando una mosca que no se acercaba un poco más para atraparla con su lengua.
La sala común parecía un funeral. Entre el desconocido paradero de Ron, la suspensión de dos piezas fundamentales en el equipo de Quidditch de la casa y las tensiones internas provocadas por chicos que creían en Harry y otros que no, lo que llevaban de semestre había sido irrespirable. Solo los de primero parecían disfrutarlo, haciendo bromas por todo el castillo con los productos de Sortilegios Weasley, que cada vez tenían más demanda.
La señora Gorda se movió de nuevo y, del túnel, salieron por fin Hermione y Ron, que venía cabizbajo. Todo el equipo fue a verlo, y él solo expresó un “perdón” sin mirar a sus compañeros a los ojos. Harry le puso una mano en el hombro y Angelina, haciendo gala de su carisma y su capacidad de liderazgo, pronunció:
—Ron, no lo permitiré. No fue un gran partido, de ninguno de nosotros, pero ganamos y somos un equipo. Confiamos en ti a pesar de todo. Estoy segura de que en el siguiente te repondrás.
Aquellas palabras de Angelina conmovieron a todos, menos a Ron, que solo asintió y subió a su habitación. Era claro para Harry que su mejor amigo necesitaba un tiempo a solas.
Hermione agradeció a Angelina el gesto y se apresuró a decirle a Harry:
—Cho te está buscando. Está afuera de la sala común.
Harry se sorprendió y miró primero a Angelina, quien pareció decirle con la mirada “anda, ve, antes de que te reclame de nuevo”, y después miró a Ginny, que lo miró de vuelta con gesto inexpresivo. Harry quería que le diera una señal, pero esta no llegó; o, si lo hizo, había tocado el timbre lo suficientemente 'bajo' para que él no lo percibiera. Su relación era a veces confusa, como si ninguno de los dos supiera exactamente dónde estaban ni qué necesitaban. Solo un gesto hubiera sido suficiente, pero como este no llegó, Harry salió y pudo ver cómo Ginny subía con Hermione al dormitorio de chicas. Tenía intriga por saber de qué hablarían, pero esa intriga se convirtió en otra cosa cuando Cho lo abrazó, seguida de un:
—Creo que jamás había visto a un buscador tan bueno como tú, Harry.
Con ese comentario, la chica más linda de Ravenclaw hizo sonrojar a Harry.
—Tú también lo... lo haces muy bien —dijo Harry nervioso. Sin embargo, las hormonas le jugaron una mala pasada y trató de recomponer algo que, a todas luces, era correcto—. Lo de buscar y eso...
Cho rió, quizá por lo tierno que era Harry, quizá por la inexperiencia que poseía. La chica le propuso dar una caminata por el castillo, a lo que Harry aceptó, aunque estaba cansado y adolorido.
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Harry Potter y la Orden del Fénix. 2.0
Fanfiction¡Hola! soy un gran fanático del mundo mágico de Rowling y hace mucho empecé a leer historias que los fans hacían en esta plataforma, me emociona la idea de crear algo así. Por supuesto, la base argumental de las historias que haré, serán de las pelí...