Parte-1

1.8K 82 5
                                    

Todo el mundo sabe que por desgracia todavía hay lugares de trabajo que se crean solo para hombres,
Mi padre es el propietario de uno de los mejores gimnasios de toda la ciudad pero él ha decidido que ya es hora de retirarse- yo como buena hija y única -
Que ha estudiado empresariales y siempre ha practicado boxeo, soy la heredera del local.  El siempre se ha fiado de mi pero como no sabía Cómo, reaccionarían los chicos, llevo dos meses dirigiendo
el gimnasio; pero ellos se pensaban que todo lo hacía mi padre -hoy es el día en el que se anunciara todo-
-mis nervios están de puntas no solo porque tener que hacerme "respetar" sino por estar en una sala llena de testosterona que que una no es de piedra y no quisiera acabar babeando seria lo peor si me pasara.

Me miré en el retrovisor de mi auto que mi pelo negro estuviese recogido en una trenza bien echa. He pasado de utilizar maquillaje y mis ojos marrones oscuros me devolvieran la mirada. Abrí la puerta del conductor y bajo. Miro la fachada negra del gimnasio y la puerta plateada de entrada. - intento, relajarme respirando profundamente mientras me dirijo a la entrada. Lo bueno es que las playeras hacían más fácil que no me pueda caer. La recepción es un espacio diminuto con mostrador y sentado detrás de él un señor de 60 años, muy concentrado en la pantalla del ordenador.

- buenos días, victor -le saludo con una sonrisa. El aludido me mira y sonríe.

-¡Que bueno es volver a verte val - dijo contento y haciéndome ami sonreír- tu padre está en el despacho.

-Gracias- dije antes de salir y irme al despacho de mi padre.

Víctor es el único trabajador que me conoce porque el trabajaba aquí cuando yo venía de chiquita y antes de marcharme a estudiar en un internado en otra ciudad. Y me alegro, porque fue el internado que yo elegí y ahí pude conocer a mis mejores amigas. y aunque a la gente le cueste creerlo elegí un internado solo femenino porque ya estaba harta de tantos hombres y quería potenciar mi lado femenino ya que no conocí a mi madre y mi padre siempre quiso un niño: y me educó como tal. Hasta me llamo Valeria para poder llamarme Val, en fin, el es un buen hombre que siempre ha estado dentro de un cuadrilátero y entre pesas. Para educar a una mujer,
Además Víctor es el único que sabe que yo soy una mujer, porque para los demás soy Val, el hijo del gran Byron.

- para llegar al despacho de mi padre había que atravesar todo el gimnasio. Entre. Como lo había hecho muchas veces de pequeña' y me di de cuenta que las cosas habían cambiado dentro, las máquinas cambiado el suelo y dado una mano de pintura a las paredes, pero el ambiente que se podía respirar no había cambiado. Cuando la puerta se cerró detrás de mi, todos los hombres de la sala voltearon a mirarme. Pocos con cara de desaprobación y otros esperando a ver qué hacía. Yo les tire una ojeada rápida y todos eran hombres grandes, excepto unos cuantos mas pequeños y uno que era cuatro veces (yo) a lo ancho: seguí mi camino al despacho de mi padre.

- no sabia que Byron tuviera tan buen gusto!
-grito uno intentando hacerse el chistoso.- yo sólo eleve mi dedo hacia donde provenía la voz- haciendo que todos rieran

- entre sin llamar a la puerta del despacho de mi padre para encontrarme a mi padre rodeado de los recuerdos de sus años de gloria. En el ring. Posters, trofeos,fotos... momentos ya vividos.

-pa - le dije para llamar su atención sobre la revista que estaba leyendo detrás de su gran escritorio.

-¡ya estás aquí-dijo después de mirarme y levantarse -¿estás preparada?

- por supuesto - dije mientras que me daba un abrazo de oso, aún con sus 67 años de edad, todavía mantenía algo de su forma atractiva y fuerte de sus tiempos más jóvenes; y todavía me sacaba una cabeza. Su metro ochenta contra mi metro setenta.

-tu madre estaría muy orgullosa - dijo mientras que un velo de tristeza y añoranza tenían sus ojos cafés.

- Lo se -dije deseando haberle conocido mi madre.

Sin decir nada más seguí a mi padre de vuelta al gym.

-!heyy- MUCHACHOS, ACERCAOS!-gritó con voz fuerte, haciendo que todos dejasen lo que estuvieran haciendo y se acercaron. Era un grupo muy variado, y debo decir que casi todos estaban para morirse. -bien ahora que estamos casi todos, les quiero anunciar que llevo dos meses sin ser el dueño de este gimnasio- dijo produciendo miradas de desconcierto por parte de los deportistas- y sólo vengo a sentarme en despacho y pasar las horas ahí. El nuevo dueño es Valeria, mi hija- dijo mientras que me presentaba y dirigía una mirada -ha sido ella quien ha estado llevando el tártaro desde ese tiempo, sin que yo estuviera en ello. Con eso quiero dejar claro de que os tenéis que preocupar, si no alegrarnos de que alguien como ella sea mi sucesora.-cuando dejo de hablar muchos murmullos llenaron la sala.

-Me aclare la voz.

-hola como les ha dicho mi padre, soy Valeria. Pero todos me conocen como val Todo con respeto a el tártaro va a seguir como ahora. Eso si tienen algún problema de que lo dirija una mujer, ya saben dónde está la puerta y si no tienen nada por preguntar o algo pueden volver a entrenar - sonreí para relajar el ambiente.


-yo si tengo algo para decir -dijo un hombre con el pelo recortado a la cero- no creo que una mujer deba estar en estos sitios. No creo que tenga una puta idea de cómo llevar a cabo un sitió como esté y no me pienso quedar a ver cómo esto se hunde y mucho menos yo con el.

- muy bien, pues ya sabes donde están los vestuarios. Recoge tus casa y sal de mi gimnasio, porfavor.

-el se fue sin decir nada y unos minutos después vi cómo se iba por la puerta. Mejor que valla ahora que más tarde y me causa "problemas" además me esperaba que muchos más se fueran, no sólo el.

-¿Alguien más?-pregunto mi padre y como respuesta recibió que cada uno volvió a lo suyo. Mientras que lanzaban miradas de evolución.

TUYA-adaptación(YULERIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora