5 Razones || GuerZam AU 📚⛧ [Paolo Guerrero × Carlos Zambrano]

✏️03: Tercera razón.⛧

Regret it - EXO

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«Así que no me hagas arrepentirme,
espero que cada día sea interminable.
Mi corazón es tuyo, así que
no dejes que me pierda.

No me hagas arrepentirme,
todo esto empezó contigo.
Estoy listo para arriesgarlo todo,
dímelo sin arrepentimientos.»

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Debía reunirse con Juan y Claudio, era todo en lo que había pensado el fin de semana; sin embargo tres pequeñas siluetas de pie frente a él le habían cortado el paso. Paolo miró con cierta impaciencia hacia las chiquillas que se dedicaban sonrisas nerviosas entre ellas, casi jugando con sus cabellos mientras le observaban por debajo de sus pestañas.

Maldición, no tenía tiempo para esto. Sus amigos seguro ya estaban esperando por él en el lugar acordado.

—Tengo algo que hacer. —Trató de excusarse pero no pudo irse de allí.

—Será rápido. —Le tranquilizó una de las estudiantes, la más pequeña que tenía un peculiar cabello rojizo y pecas manchando la blanquecina piel de su rostro. La misma animó a su amiga, la castaña que estaba en medio de ellas y miraba al estudiante trigueño con una sonrisa diminuta suavizando su rostro.

Paolo no lo notó, pero habían muchos ojos indiscretos mirando la escena. En especial, unos fríos ojos negros que lo escrutaban a la distancia. El muchachito de Chorrillos no pudo prestar atención suficiente a su alrededor cuando la chica de bonitos ojos se acercó un paso para entregarle un sobre: una invitación. Paolo subió la mirada para tratar de buscar una respuesta que llegó bastante rápido a él.

—Mi prima cumple quince, me dio un pase para llevar a alguien.—Musitó la de ojos avellana denotando algo de timidez, gesto que fue recibido por la confusión en el rostro del alto estudiante. —Es el próximo sábado, me avisas si puedes venir. Eso era todo, adiós.

La muchacha se despidió con una expresión avergonzada, siendo seguida por las risas divertidas y ligeros gritos de sus amigas. Paolo frunció el ceño, guardando el sobre en su bolsillo sin siquiera darle una segunda mirada y tras negar suave, avanzó rápidamente hacia los baños donde lo esperaban sus dos amigos.

Tenía una conversación pendiente.

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El fin de semana había sido bastante ajetreado, entre asistir a sus entrenamientos, realizar a medias sus deberes de la escuela y mantenerse al tanto de su móvil cuando vibraba en señal de que había recibido un nuevo mensaje. Paolo sentía que su vida se había vuelto un poco más caótica desde aquel día en que por su descuido—uno más que vergonzoso y planeaba borrar de su memoria de a pocos— ahora no podía sacar de su cabeza a cierto estudiante problemático de profundos ojos negros y mirada que vislumbraba su desenfado, quien paulatinamente iba tomando más tiempo de su día para hacerse presente y hacerle recordar con cierta burla escondida lo difícil que sería ignorarle, o al menos fingir que no tenía un poco de curiosidad o interés en verle de cerca, en escucharle... observar su sonrisa y pretender que no le hacía sentir extraño y ansioso. Porque sí, las malditas mariposas—o polillas, cualquiera que fuesen las estúpidas presencias en su estómago que le hacían sentir vulnerable— no habían desaparecido, y en su lugar, comenzaban a ser más frecuentes y presentarse en momentos para nada convenientes.