Venias manejando unas semanas bastante malas y duras; hace poco habias salido de una relacion siper toxica y te encontrabas mal, asi que tu mejor amigo decide invitarte a una juntada con sus amigos de trabajo (para que te despejaras un poco), sin sa...
Oli parecía una nena chiquita, como gritaba cuando iba y venia, movía sus piernitas, y todo. Era tan tierna ella, simplemente perfecta.
-Oli, ya me canse- dije mientras sacudía el brazo- se me acalambro el músculo.
-Ohh, bueno no importa- dijo mientras se bajaba de la hamaca - Vamos a sentarnos a ver las estrellas, por allá. Queres?
-Dale, vamos. Como usted diga- la tome de la mano y nos sentamos en el pasto cerca de un lago que habia por ahí.
Oli habia recostado su cabeza sobre mi hombro mientras yo le hacia mimitos en su hermoso cabello rubio.
Nos sentíamos muy cómodos el uno con el otro. Con Oli siento que puedo hablar cosas que con otras personas no. Con ella no tenia que esconderme, simplemente, podía ser yo mismo.
Después de un rato revisé mi telefono; eran las 3:20.
-Uy oli, se nos hizo re tarde. Vayamos volviendo queres?
-Bueno, dale. Hace un poco de frío también.
-Tenes razón.
Estábamos caminando hasta que alguien me mete la traba, haciendo que me caiga al piso.
-Ay, perdon
Oli no paraba de reirse a carcajadas.
-Vení, te ayudo- dijo entre risas mientras me extendía la mano.
Cuando agarre su mano tire fuertemente, haciendo que caiga arriba mío.
-Ay, perdon- dije imitandola.
Oli se acostó al lado mío mientras los dos reíamos.
Después de un rato caminando llegamos al edificio, subimos el ascensor y nos despedimos con un fuerte abrazo.
-La pase re lindo hoy kuki- sonreí- Gracias por la invitación.
-Yo también mi oli, me re diverti muchisimo! Y no agradezcas nada, cuando quieras lo volvemos a hacer- dijo mientras se dejaba caer sobre el marco de la puerta.
-Nos vemos mañana?- pregunté.
-Mmm no- hubo una pausa- Mentira Oli, obvio que nos vemos.
Yo entre a mi departamento y lo despedí con la mano, para luego cerrar la puerta con llave.
Fui a lavarme un poco la cara y a prepararme para dormir.
No podía dejar de pensar en él, cada qué recordaba su hermosos ojos café, su bella sonrisa, su boca, su lindo pelo color arena, su rostro, su cuerpo, sus actitudes, bueno, cada qué recordaba todo de él, millones de mariposas aparecían en mi estómago, en todas partes. Era realmente hermoso.
