Jusqu'à ce que la gloire nous sépare {GeminiFourth}

Chapitre Sept

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El ruido abundaba dentro de la mansión, los sirvientes no dejaban de moverse de un lado a otro arreglando aquí y allá tratando que agradarle a la señora. Sarocha no solo estaba supervisando lo que sus sirvientes hacían, también les ayudaba a acomodar para que fuera más fácil agradarle, miro el reloj de pie recargado en un pilar dentro de la sala principal, suspiró aliviada con una sonrisa dibujada en su rostro.

El alboroto en la casa de los Titicharoenrak ya se había acabado, los dos más jóvenes y los dos mayores se encontraban esperando pacientemente a la segunda familia en su sala principal. Gemini aun no había bajado.

Debe estar preocupado por su apariencia y seguramente esta arreglando sus últimos detalles.

El pensamiento de Sarocha no era más que el incorrecto. Dentro de esas cuatro paredes un hombre decaído y arrinconando a un costado de su cama como un niño pequeño temeroso de que sus padres lo castiguen y golpeen por no haber hecho lo correcto. Gemini limpio sus ojos de los cuales gotas cristalinas y saladas amenazaban con salir. No lo permitiría. Llorar nunca había sido digno de un hombre, eso solo lo haría verse aún más débil de lo que ya era, pero... Aun no estaba listo para entregarse a los deseos que sus padres querían para él.

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Por otro lado, dos carrosas blancas, pilares dorados y con algunos bordes rojos, se pararon frente a la gran mansión. Los dos mayores que venían en la carrosa más grande, bajaron con seguridad demostrando claramente su estatus social, se posaron frente a las dos grandes puertas de cristal y hierro, mientras detrás de ellos bajaba una hermosa joven; cabello echo rulos, un gran lazo rosa entreverado por la parte trasera de su cabeza, vestido vagamente azul y comisuras rosas, y un gran escote en V qué dejaba ver claramente la piel blanca porcelana de su pecho y cuello.

Ambas puertas fueron abiertas casi de inmediato dejando entrar a la familia recién llegada, las dos mujeres de mayor edad casi corrieron a saludarse murmurando cosas sobre su apariencia y lo grande que era la casa de la dueña. Mientras los hombres estrechaban sus manos y palmeaban sus espaldas bruscamente.

Dos de los tres más jóvenes de la reunión también se acercaron educadamente a saludar a los recién llegados, Phuwin beso los nudillos de la mujer desconocida y al contrario los nudillos de Earn fueron besados por el hombre desconocido, luego de aquel saludo cordial y completamente forzado ambos se alejaron colocándose detrás de sus padre demostrando cortesía hacia sus progenitores.

Sin embargo ambos comenzaron una ligera broma, donde Phuwin frotaba sus labios sobre el hombro de su hermana simulando limpiar estos, mientras Earn frotaba su mano en el abdomen cubierto de tela de su hermano simulando también que limpiaba y quitaba cada bacteria qué había quedado sobre ella.

"Y bueno, ¿en dónde está él?"

La voz baja y chillona de la chica retumbó en los oídos de todos haciendo que prestarán su atención en ella. Ella, odiosamente inspeccióno a todos de la cabeza a los pies demostrando claramente que no estaba contenta, había venido por un motivo y ese era conocer el hombre con quien se casaría, de hecho solo quería verlo y después irse a buscar al hombre de la pintura que los criados habían aventado a su habitación. No le interesaba realmente conocer a fondo a su ya prometido.

Sarocha le aventó una gran mirada de advertencia a Phuwin y otra de duda a Earn ¿Porqué no a bajado? Earn solo frunció los hombros y desvío su mirada, no quería seguir siendo incómodada por su madre con preguntas telepáticas que fácilmente se podrían descifrar.

Phuwin tiro de su saco y se acerco sigilosamente a la chica, sonrió amablemente y tomo su suave y pequeña mano, realizo un dobles con ella para que sus nudillos fueran más fáciles de ver y así depositarle un fugaz beso.