JUEVES - [NATARINNG]

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El lunes volvió a aparecer al igual que el inicio de semana, y todo el buen estado de ánimo con el que había conseguido despertar de la noche anterior parecía esfumarse conforme transcurrían las horas con lentitud. Todo pareció indicar que sería un inicio de semana complicado en el primer momento en que la alarma de despertador no sonó en ningún momento; conseguí levantarme con 20 minutos de antelación para si acaso tener tiempo de alistarme, tomar mi maletín de universitario, sacar mi termo de agua helada del refrigerador y salir corriendo hasta la estación de metro antes de que las puertas del vagón se bloqueen. 

Por fortuna, había conseguido llegar a minutos de que el transporte cerrara sus puertas y siguiera su curso hacia la siguiente estación.

Recargué todo el peso de mi cuerpo sobre el tubo de agarre al que siempre suelo sostenerme, en una forma desesperada de recuperar todo el aliento que se había esfumado en el trayecto de mi casa a la estación de metro. Me retiré la correa del maletín y permití descansar mis hombros durante un par de minutos, en lo que rebuscaba mi termo de agua entre mis cosas para hidratarme un poco.

Ante todo esto, una mirada muy atenta parecía no despegarse ni un segundo de mí; ni de mi apariencia, ni de mis acciones. 

Dirigí mi vista por inercia hasta recaer en aquellos ojos bicolores que está de más decir que tantas veces he admirado hasta el punto de memorizármelos, causando una reacción bastante curiosa a mi parecer en el contrario; pareció alterarse, hasta podría interpretarlo como que se puso nervioso ante mi acción tan repentina. Transcurrieron tan solo un par de segundos antes de que aquel chico desviara la mirada hasta su libreta de notas que siempre traía consigo en mano, la cual descansaba semiabierta sobre la mezclilla de su pantalón. Su rostro, tan hermoso como siempre, ahora se mostraba en un estado de concentración profunda mientras releía lo que parecía ser un par de anotaciones que tenía escritas en su libreta de mano, siendo acompañado del constante mordisqueo hacia su bolígrafo y el movimiento repetitivo de su pierna golpeando el suelo. 

Imité su misma acción de desviar la mirada, y me limité a concentrarme en mis asuntos en lo que devolvía el termo de metal dentro de mi maletín y observaba un par de notificaciones en mi celular. La mayoría venían siendo de YouTube y el noticiero local, y otros eran mensajes provenientes en gran parte de Alex. 

Nada de realmente importancia.

Transcurrieron los minutos con normalidad entre cruces de miradas inocentes entre aquel chico y yo, inaudibles murmuros de frustración por parte del mencionado en lo que escribía frenéticamente en su tan característica libreta, y mensajes sacados totalmente de contexto por parte de Alex, quien me aseguraba con constancia que me seguirá apoyando a pesar de mis gustos o cualquier relación en la que me vea involucrado en un futuro cercano. Llegado un punto en el que la paciencia había sido colmada en lo absoluto tras los insistentes comentarios de mi amigo, preferí bloquear totalmente los datos de mi celular hasta que consiguiese llegar en tiempo y forma a mi Instituto.