Capitulo 10

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Dinero. En mi bolso.

Llaves. Guardadas.

Puerta. Cerrada

¿Lista para ver a William? No del todo. Voy con un pantalón de lona, una camiseta de tirantes y una playera con un estampado de cuadros.

Mis nervios no disminuyen, comienzo a sudar y no tengo ni la más idea de que planea William conmigo... bueno, sí lo pensé mucho y la mayoría de mis ideas no son por decirlo, decentes, más bien son más deseos de que pasé lo que sueño.

Quitando mis deseos impuros de por medio ir con él así de la nada es una tremenda locura, es decir, apenas y sé algo sobre su vida o él sobre la mía. Fue tan repentino, sobre todo lo que me dijo. Algo no cuadra acá. Mi sexto sentido grita "peligro" y a pesar de eso ¡voy directamente a la boca del lobo! En este punto no tengo del todo claro si soy o muy valiente, muy ignorante o ambas. Mi corazón late muy fuerte con su presencia, no se me puede culpar de querer buscar más de eso.

Durante todo este camino un nudo en mi estomago se forma, espero al menos poder tener seguridad ante William y no ser intimidada como antes. Tengo claro que soy una chica patética, pero no quiero verme más de lo que soy en ese sentido y mucho menos con él. No quiero darle el gusto de verme nerviosa, eso busco, pero Dios me desarma con su voz tan varonil, su cálido aliento y su mirada desafiante.

— "¿Por qué eres tan jodidamente atractivo William?"

No pasa mucho tiempo para que llegue a las puertas de la entrada al restaurante. Mis manos tiemblan un poco, mi seguridad y preparación mental valieron madres ¡Y para colmo ni siquiera lo he visto aún! Cruzo las puertas de cristal y el familiar olor a pizza me recibe. Busco a mí al redor al culpable de mi caos interno, sin embargo, no lo veo por ningún lado. Como no lo encontré supuse que me iba a buscar él a mí por lo que decido ir a las máquinas de arcade.

El tiempo pasa y gracias a mi increíble habilidad de sumergirme en mi propio mundo no siento el paso de los minutos. Para cuando reacciono ya es noche, tampoco es como que haya venido en la mañana vine a la misma hora que cuando salgo de la universidad. Me recuesto en una esquina de la máquina y me siento decepcionada, no es como que sea la primera vez en sentir esto solo se me había olvidado lo jodido que es sentirlo. Suspiro para mis adentros, recojo mis tickets y me quedo viendo la pantalla sin saber que hacer.

Por una parte, puedo esperar a que se le cante la gana buscarme, aunque siendo realistas ¿qué obligación tiene de cumplir? Podría estar cargado de trabajo, pudo haberse olvidado de su petición en sí o simplemente no lo dijo en serio y para terminar de rematar nunca me dijo hora. Su petición fue vaga en sí, probablemente lo dijera en broma y yo acá bien ilusionada esperando por sus huesos, cuando fue una broma del momento... quisiera que no fuese así, pero la realidad es amarga.

Rendida camino hacia la salida del local no sin antes dar un último vistazo, nada cambia, él no está. Abro las puertas de cristal y salgo del local, el frío de la noche me recibe, el aire provoca que mi piel se erice, es muy notoria el cambio de temperatura. No queriendo seguir más en este lugar comienzo a caminar.

—¿A dónde vas? -Esa voz tan fría y calmada me hace voltear a ver al callejón que conduce al lugar del staff.

Lo veo ahí en la esquina del callejón, luce cansado, viste elegante como de costumbre y tiene un cigarro encendido en su mano. Inconscientemente una mini sonrisa se forma en mi cara.

—A casa. -Le respondo.

Parece meditarlo por unos segundos hasta que me responde.

—Creo haberte dicho que te iba a esperar acá.

"Flor de la Muerte" (William Afton x T/N)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora