La libertad que anhelaba

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Lamentablemente vivo en una sociedad machista de mierda, donde la mujer es débil e inútil, y el hombre es fuerte y poderosoTenía 22 años, iba hacia mi trabajo como todos los días, todo normal, todo tranquilo, nada fuera de lo común. Siempre para acortar el camino pasaba por un pasaje estrecho entre dos edificios, estaba un poco oscuro, habrán roto la luz o se habrá cortadoRecuerdo que una mujer venía hacia mi, chocamos y ella me miró con desagrado y preocupación, se había sentido con miedo al verse en ese lugar conmigo, con un hombre... penséElla por unos segundos me miró, la observé, sentí un fuerte dolor en el brazo, como si corriera un líquido dentro de mi que causaba ardor, pero lo ignoré, esa mujer me puso nervioso, solo me disculpé y dando media vuelta seguí mi caminoUn paso... tres... cinco... me sentí mareado y comencé a tambalearse, mi vista se nubló y no bastaron más de siete segundos para caer inconsciente en el pisoTodo oscuro, estaba sudado y asustado, cuando logré aclarar la vista intenté moverme, pero no... cuerdas sujetaban mis brazos y piernas, estaba vestido con calzoncillos y calcetines, comencé a gritar, me desesperé ¿Qué pasaba? ¿Qué hacía ahí?Una voz... una cálida y bonita voz me hizo callar—hola —había dicho una chica pelirroja La chica se empezó a acercar sonriente, de pronto me di cuenta de que era la misma mujer con la que había chocado en ese callejón antes de perder el conocimiento. Yo la miraba con desesperación sin entender nada, ella estaba en ropa interior, una que dejaba mucho que desear—¿Quién eres? —preguntéElla volvió a sonreír, no contestó a mi pregunta. Con su dedo índice comenzó a recorrer mi abdomen poco a poco hacia abajo—¡Suéltame! —exigí desesperado moviéndome hacia todos lados con tal de soltarmeElla seguía sonriendo mientras se sentaba a horcajadas sobre mi, arrastrando un látigo negro por mi pecho—eres un hombre, tu solo disfruta —dijo con descaro antes de darme un fuerte latigazo en el pecho que me dejó una marca rojaGrité... grité como pude, no... no podía, me sentía usado, sucio... ¡mal! no me podía estar pasando algo asíTermine desnudo, ella sobre mi se daba placer con mi cuerpo, me usaba y golpeaba como si fuera su maldito juguete sexualRabia...Dolor...Asco...Sentía muchas cosas ¿Cómo podía pasarme algo así? no pude evitarlo, por más que me negué, grité e intenté zafarme, no, no pude...Abuso de mi, de mi cuerpo ¡una chica me violó! nadie me apoya, nadie me creería, nadie me ayudara... pero no, no podía dejarlo pasar así, quería justiciaAl día siguiente, cuando desperté en ese mismo callejón, lo dudé, 'pero entonces recordé a las feministas, a la igualdad de derechos y ahí tomé fuerzas, fui a la comisaria a poner mi denuncia, pero los maricones se burlaron de mi y me repudiaronNo me rendí, intente hacer una funa por las redes sociales, pero la igualdad de derechos parece que era solo para las mujeres, las mismas feministas que en un principio pensé que me apoyarían, se burlaron de mí y me hicieron viral como un maldito meme ¡como un meme de mierda! de ahí empezaron las pesadillas constantes y los cortes—¿y por eso estás aquí? —preguntó seria la psicóloga anotando algo en su cuadernito—así es —respondí entre lágrimas, no podía aguantar el sufrimiento que me causaba el recuerdo—Así que... ¿te violó una mujer? —preguntó ellaSus ojos... vi burla en ellos, vi una maldita sonrisita escondida entre sus labios, me sentí furioso, otra vez no... después de tres años aún dolía—terminó la sesión, me largo —declaré furioso mientras me paraba—¡señor Rodrigo! —me gritó ella, pero no la escuche, ya era muy tardeUn pie... luego el otro... me incline hacia adelante y me deje caer, se sintió a gloria, esta seria la ultima vez que esto me atormentabaSiete pisos... la caída se sintió a verdadera libertad, una libertad que estaba tres años sin sentir, una libertad que por fin me dejó descansar en paz

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