[Al día siguiente]
Las cortinas cubrieron las ventanas sumiendo la ostentosa habitación en un sombrío ambiente.
Que fue rápidamente opacado por la tenue llama de las velas, colocadas alrededor de la gran cama cubiertas por sábanas de seda roja que le daban un ambiente acogedor y pasional.
—Sin duda... eres todo un manjar...—, Katsumoto estaba vestido con nada más que una bata.
Una sonrisa plasmada en el rostro mientras camina sobre el colchón, admirando atento y deseoso el espectáculo.
—G-gracias señor....—, Mei jadea.
Sintiendo como su persona se encogía ante la presencia de Katsumoto rondar alrededor suyo.
Tal cual animal salvaje apunto de abalanzarse sobre su presa.
—Buena chica—, Katsumoto tomo entre sus dedos el menton de mei.
Observando la escultural figura desnuda de la mujer.
Las manos de Mei descansaban en la parte posterior de su cabeza. Dejando su cuerpo indefenso y expuesto, con sus enormes tetas exhibiéndose como trozos de carne firmes y redondos.
A la par que recargaba su cuerpo sobre las piernas, descansando los muslos en sus tobillos manteniendo abierto de extremo a extremos sus piernas.
Revelando su núcleo sensible y goteante, un pequeño botón morado estaba atado en el clítoris tenso de la mujer. Esperando ansioso ser encendido para sacudir hasta la médula de Mei.
—¿Que podría hacer contigo?—, Katsumoto sonrió, aflojando el broche de su bata.
Mei soltó un pequeño grito al sentir algo duro y firme recargarse contra su mejilla, la venda en sus ojos le impedía ver pero su cuerpo sabia lo que era.
—Serás mía, Mei— respiró Katsumoto, la palabra 'mío' hizo que escalofríos recorrieran la espalda de la pelirroja.
—Mi esclava hasta que pagues tu deuda—, Mei podía sentir la dureza en su mejilla cada vez más gruesa y más larga.
—Si, señor—, jadeo Mei, mordiendo su labio inferior.
—Pero tienes que decirlo—, Katsumoto toma del cabello a Mei y la jala con brusquedad, provocando un ligero quejido de la mujer.
—Suplica por mi polla, grita que no eres y serás más que un simple puta para mí disfrute. Un lindo coño para rellenar cada que se me de la gana, desde ahora. Eres solo una puta—, Katsumoto sonrió, soltando un suave bofetada en la mejilla de Mei para aumentar su dominio.
Lo que los jadeos y gemidos suaves le confirmaban que iba ganando.
—L-lo haré—, Mei sentía que sus mejillas ardían en vergüenza y excitación, nunca creyó que alguien como ella se redujera a esto.
Pero el innegable placer que la impregna, le hacía olvidar toda matice de orgullo o dignidad.
—Buena niña—, Katsumoto sonrió, soltando su agarre de Mei.
Caminando al costado de la cama, acomodo el tripié que sostenía una cámara de video en dirección a la indefensa pelirroja.
Presionando el botón de grabar, katsumoto ordeno.
—Ahora mei-chan, dilo—, Katsumoto sonrió con placer sádico, ajustando la lente del aparato para no perderse ni un segundo de la acción.
Mei, ignorante de que estaba siendo grabada, trago saliva antes de abandonar su decencia como ninja y entregarse al salvaje placer.
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Saldando Deudas
FanfictionLa gran mizukage queda envuelta en un problema del pasado. Acompaña a la mujer de lava a descubrir las maneras tan peculiares de saldar sus deudas.