# prólogo

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Un Enzo de veinticinco años intentaba controlar las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos cuando su novia, o bueno, ex novia, le dio una fabulosa pero terrible noticia a la vez

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Un Enzo de veinticinco años intentaba controlar las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos cuando su novia, o bueno, ex novia, le dio una fabulosa pero terrible noticia a la vez.

– Entonces... ¿esto es un adiós?– preguntó tragando el nudo que se había formado en su garganta.

La rubia sorbió su nariz y limpió las comisuras de sus ojos que se encontraban húmedas, a ella le dolía tanto como a Enzo.

– Enzo, sabes que es lo mejor para los dos. Una relación a distancia no funcionaría y nos haría sufrir– explicó intentando que el chico la entendería– Lo siento, pero esta vez he de elegir mi futuro como bailarina antes que nada.

– No sé tú, pero yo ya estoy sufriendo sin necesidad de estar separados– y con eso, el pelinegro se levantó del sofá de su casa y se dirigió a la puerta principal, abriéndola– Adriana, si no tienes nada más que decir, vete.

La chica hizo todo lo posible para no derrumbarse y llorar ahí mismo, camino hacia la puerta y antes de salir dejó un beso en la mejilla de Enzo, pero él ni le miró.
Salió de la casa y se dirigió a la parada de bus, poniéndose sus auriculares y roprodució la playlist más triste que encontró, echándose a llorar mientras esperaba a que el transporte público llegara.







. . .




5 años después

Enzo estaba en una linda cafetería pagando el café latte que acababa de pedir, le sonrió a la camarera y le agradeció en un susurro una vez lo obtuvo. Una vez con el café en la mano se dio la vuelta cuando se chocó con alguien.

– Uy, discúlpeme, iba distraído– se excusó con una leve risa pero al ver quién era contra quien había chocado casi tira el café al suelo de la sorpresa– ¿...Adriana?

Estaba impactado, no sabía que la chica había vuelto a la ciudad, aunque bueno, tampoco tenía forma de enterarse.

Por otra parte, los ojos de la chica se abrieron con sorpresa al ver a Enzo delante suya, después de como habían terminado las cosas entre ellos lo que menos quería era encontrárselo y llenarse de vergüenza y remordimientos.
Pero eso a él le daba igual, el pasado pasado está y ahora solo se podía fijar en lo cambiada que estaba la rubia; su pelo estaba más largo casi llegándole a la cintura, sus ojos tenían un color azul más claro que el de la última vez que la vio y sus fracciones estaban más definidas, denotando lo mucho que había madurado. Ya no era aquella chiquilla de veinte años, ahora era una mujer. Claramente había cambiado pero seguía siendo la misma chica, su chica.

– Enzo...– parpadeó varias veces incrédula, la ansiedad se apoderó de su cuerpo y sentía como le costaba respirar.

Rápidamente Adriana se dio la vuelta y salió corriendo del café, casi como si hubiera visto a un zombie.

Enzo solo se quedo en su lugar quiero sin saber que hacer, anonadado.



















" you have got that face
that just says

'baby, i was made to
break your heart'  "















'baby, i was made tobreak your heart'  "

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𝘀𝘂𝗰𝗸 𝗶𝘁 𝗮𝗻𝗱 𝘀𝗲𝗲 ⋆ enzo vogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora