Me recoloqué la horquilla Kanzashi sobre mi pelo. Llevaba años tomando el polvo, la guardada en mi casa, hasta el día que supe quién sería mi nuevo compañero de rondas.
Noté cómo el pervertido de la escuela superior para adolescentes de Mie se intentaba remover bajo mis pies, y apreté más mi tacón contra sus manos atadas. Tenía su cara contra el asfalto, y tanto él cómo yo, observábamos a Shielder.
Shielder, se encontraba en su máximo apogeo, se regodeaba ante los tres reporteros y la multitud, dando el reporte del caso, cómo él (nosotros) lo rastreó, cómo él (nosotros) le tendió una trampa y cómo él (nosotros) le dio una paliza hasta detenerlo.
Me mantengo al márgen, no necesito nada de eso, sólo un trabajo bien hecho y saber que hay un peligro menos en la calle.
Prácticamente no me percato de los dos agentes de policía que han llegado hasta que Miko, una de ambos, me saca de mi ensimismamiento. Es una chica de metro y 45 centímetros, cuyo poder le otorga la fuerza que su altura no le permite, extrañamente siempre pregunta por mí.
- ¿Estás bien? -me pregunta una vez ya han metido al detenido en el furgón-. ¿Quieres que te acompañemos?
- ¿Emh? No, no hace falta, me voy caminando... Ya solo tengo que fichar y acabo el turno... -hago pequeñas pausas entre las frases-. Prefiero ir caminando. Gracias.
Dicho esto, me aparto caminando lentamente, con la cabeza gacha y dando patadas a una lata imaginaria.
No me he alejado tanto de la escena cuando otro asunto me sorprende. Casi tanto cómo aquella vez que vi al profesor Aisawa en la agencia de Ms joke, en cuanto los vi juntitos, me alejé para contarlo por el chat de mis amigas, aunque él se dio cuenta y se acercó a saludarme, más bien asustarme para que no comentase nada al respecto (por si alguien se lo pregunta, esos dos han tenido o tienen algo, estoy segura).
- ¡Quieto ahí! -le ordeno a la causa de mi sorpresa.
Pero hace caso omiso y sigue en su huida.
- Está bien -me quejo en un tono lo suficientemente alto. Bajo ambas manos y las hago chocar con mis muslos en signo de resignación-. ¿Por qué hoy todo es un asco?
Me alejo con pasos sonoros y espero tras un edificio que hace esquina. Es un día seco, y se levanta el polvo del suelo, es lo que tiene alejarse un tanto de la ciudad. Cuando he esperado prudencialmente, vuelvo sobre mis pasos casi de puntillas, y continúo más allá.
Salté tras él, encima de su espalda lo abracé por el cuello y le di un beso en la mejilla izquierda.
- Mejora esos reflejos.
- No me digas lo que tengo que hacer.
Lo liberé enseguida. Fue algo espontáneo, ni pensé en hacerlo, solo recordé cuando éramos niños y casi no existía ningún problema, sentí algo raro en el estómago al repetir ese gesto que lo tomamos cómo signo de nuestra amistad hace años y que hacía tiempo que no realizábamos.
- Reconocería esos ojos azules en cualquier lugar, puede cambiar la voz, la altura, las cicatrices, incluso el aroma, pero no tu mirada.
Me senté a su lado, en la pequeña diferencia entre el bordillo y el suelo. Se podía apreciar a la perfección el puente industrial que cruzaba el río, a lo lejos, el sol nos deslumbraba.
- ¿Eso es una declaración? Por que para eso, prefiero verte en ropa transparente -dijo entre risas.
- No seas burro -dije con una sonrisilla porque no se lo iba a demostrar pero sí que me había hecho gracia-. ¿Qué haces por aquí?
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Volver || Dabi x OC ||
Fanfikce¿Qué hay de malo reencontrarse con un amigo de la infancia? Todo debería ser color de rosa, pero más bien esta historia toma tintes azules y grises. Muchas emociones, peleas y lágrimas. Pero también puede ser una oportunidad. ¡Sigue leyendo, te gust...