Capítulo 28

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Lexa suspira y mira al frente, observa aquel horizonte rojizo frente a sus ojos y, mientras el sol se esconde lentamente, disfruta de la vista y la tranquilidad que trae consigo aquel cuadro.

No ha estado allí desde qué Clarke le pidió que dejará de esperar, desde que creyó que tendría que vivir evitando, para siempre, todos aquellos lugares especiales que alguna vez compartieron.


No —responde Clarke, después de un instante que parece una eternidad.


Han pasado un par de día desde aquel no y todavía se siente como un golpe directo al corazón; un no tajante, en respuesta a una pregunta sencilla, pero que encerraba todo.


—No puedo... —reitera Clarke, con pesar y tristeza, como intentando convencerse a sí misma más que a Lexa.

—Está bien... —acepta Lexa con tristeza y mira al suelo con desilusión—. Intentaré no cruzarme en tu camino, no te preocupes... —ofrece con dolor, intentando asimilar qué no le quieren cerca.

—No... necesitas evitarme —expresa Clarke de repente y sacude la cabeza cuando se da cuenta que lo ha dicho sin pensar; pero no ha podido evitarlo, porque siempre persistirá el temor de no verla más—. Qué ya no seamos parte de la vida de la otra, no significa qué no podamos comportarnos como adultos... vivimos en una ciudad pequeña, lo queramos o no, nos seguiremos cruzando y no tenemos que evitarnos... —intenta explicarse.

Clarke no quiere dejarle entrar en su vida nuevamente, pero siempre, de alguna manera, necesitará saber de ella; aunque sea en una vista lejana o un saludo cordial.

Lexa escucha y asiente, a pesar de la tristeza que siente, encuentra una pizca de alivio en aquellas palabras, porque creyó que tendría que vivir evitándole para siempre; y, aunque, se sentía injusto, estaba dispuesta a dárselo.


Aceptar que nunca podrá recuperar su amistad ha sido difícil para Lexa; pero se siente tranquila, porque lo intentó y estuvo dispuesta a darlo todo.

Sabe que siempre estará el dolor de haberle perdido, así como los arrepentimientos de saber que fue ella misma quien le alejo y provocó aquella distancia; pero hoy todo lo recibe como un aprendizaje para no repetir los mismos patrones en el futuro.

Suspira con tristeza y decepción, no lo puede evitar. Cierra los ojos tratando de dejar de lado aquel sentir y absorbe todas las sensaciones qué aquel lugar le transmite; allí, siempre se sentirá cerca de Clarke y de algún modo la consuela.



Clarke camina lentamente por el paseo marítimo tratando de asimilar todo cuando ha pasado en el último tiempo, porque creyó que finalmente había resuelto todo, pero todavía se siente contrariada y no sabe por qué.

—No.

—No puedo.

Aquellas palabras resuenan constantemente en sus oídos e intenta entenderlas, porque no le han dado la tranquilidad que esperaba.

Aquel no, no era solo un no a un café; era un no... a no te quiero en mi vida de nuevo, porque no quiero darte el poder para que lastimarme de nuevo. Así como fue un no, a sí misma y a su debilidad por aquella mujer; porque su vida se restructuró después de su partida y no quiere que se tambalee por su culpa.

—No... necesitas evitarme...

Sin embargo, también fue un no, a no estoy lista para no verte más; y es esa contrariedad la que la confunde.

Un viaje inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora