1930 • Ottawa, Canadá
Kenneth, con los ojos aún húmedos, miró la foto de la pintura que Leroy había sacado de la caja. La escena que había descrito con los tulipanes y el atardecer se reflejaba con una precisión inquietante en la imagen.
—¿Pasa algo, Kenneth? —Leroy rompió el silencio, su voz suave y preocupada.
Kenneth sacudió la cabeza lentamente, como si estuviera intentando despejar las dudas que llenaban su mente.
—No, nada, Leroy —replicó, pero su voz temblaba.
Leroy se inclinó hacia adelante, sus ojos oscuros buscando una conexión con los de su amigo.
—Es por esos sueños, ¿verdad? —Kenneth quería mentir, quería negar la realidad de aquellos sueños que lo perseguían, pero no pudo.
—Sí... esta noche —admitió, su voz apenas un susurro.
Leroy se levantó del sofá y se acercó más, sentándose al lado de Kenneth. Le puso una mano en el hombro, ofreciendo un apoyo silencioso pero firme.
—Y dime, ¿qué viste ahora? —preguntó, manteniendo su tono suave.
Kenneth cerró los ojos un momento, intentando organizar sus pensamientos.
—A un chico, al parecer griego, —empezó—, recogía flores. Él miraba a otro chico, al parecer era yo pues luego estuve delante de él, la perspectiva que tenía ahora era la del chico de pelo marrón. Yo... —El aire se le atascó en la garganta—. Yo lo sentí tan real, él me acarició la mejilla y me colocó una flor en el cabello, y dijo... dijo que estaba enamorado de mí.
Leroy asintió, animándolo a continuar.
—¿Qué más?
—Nos encontrábamos en un jardín de tulipanes, yo miraba las aves y lo atrapé pintándome, lo sé porque luego vi su pintura. Pero... —Kenneth se detuvo, los recuerdos eran tan vívidos que dolían.
—¿Pero...? —Leroy notó que Kenneth se guardaba algo. Los ojos de Kenneth se desviaron, y antes de que las lágrimas cayeran, se las secó con la manga de su chompa.
—De un momento a otro lo vi caer de un barranco.
Leroy sintió una punzada de reconocimiento. Había algo en esa historia que le resultaba familiar, como si ya la conociera.
—¿Podrías decirme el nombre del chico o si recuerdas algo que haya dicho?
Kenneth cerró los ojos de nuevo, tratando de hacer memoria. Habían pasado cinco horas desde que despertó de ese sueño, pero los detalles seguían frescos.
—Creo que su nombre era Damián, y me dijo el de su padre y dos hermanos.
—¿Cuáles eran? —Leroy se inclinó hacia adelante, su mente trabajando rápido.
—Leonidas segundo y sus hermanos Euclidas y Cleómenes... tercero creo que era.
Leroy asintió, su mente procesando la información. Había leído mucho sobre la antigua Grecia, y los nombres y la historia empezaban a encajar en un patrón familiar.
—¿Y me puedes describir la pintura?
Kenneth frunció el ceño, el recuerdo de la pintura se le escapaba.
—No recuerdo mucho, pero sabiendo que me había pintado cuando estaba en el campo; estaba yo, mirando las aves, vestía de blanco, los tulipanes eran de color azul y turquesa, estaba presente un atardecer semi rosa y anaranjado.
Leroy se levantó de golpe, una idea clara en su mente.
—Belleza en la oscuridad.
—¿Qué? —Kenneth no entendió la palabra repentina de su amigo.
—¿Ésta es la pintura? —le mostró una foto que había sacado de una pequeña caja.
Kenneth miró la foto, y al verla, los recuerdos volvieron a él, y no solo los del "sueño", sino también escenas nuevas.
«Sé que no es mal visto fornicar entre hombres, pero yo no quiero solo hacerte el amor, yo quiero ser tu amor... y-»
«Y eso sí está condenado, incluso a morir apedreado.»
Ambos recostados entre telas, viéndose entre lágrimas después de haberse unido íntimamente.
—Sí... —Kenneth susurró, sus pensamientos enredados.
La mente de Leroy voló, figurativamente. Eso solo significaba una cosa.
—¿Entiendes eso, Kenneth?
—¿El qué?
Kenneth estaba agotado, apenas dormía bien a causa de esos sueños que lo despertaban con la respiración agitada y lagrimeando casi todas las noches.
—¿Veo el pasado? —preguntó Kenneth, sin notar coherencia en su propia opinión.
—O muy posiblemente hayas tenido vidas anteriores —dijo Leroy sin dudar.
—¿Tú crees? —era casi imposible de creer para Kenneth.
—No es la única vez, Kenneth. También recuerda que soñaste escenas en Egipto, así igual estabas conectado con el reino Chino, y más.
Tal vez, solo tal vez, Leroy tenía razón. Kenneth se dejó caer en el sofá, sintiendo el peso de sus pensamientos y recuerdos sobre él. Tal vez los fragmentos de vidas pasadas podrían unirse, formando un mosaico de experiencias que se extendían más allá de su vida actual.
Leroy se sentó a su lado nuevamente, su presencia era reconfortante.
—Tal vez hay algo que debes entender o recordar. Algo que conecta todas esas vidas —dijo Leroy.
ESTÁS LEYENDO
YUANFEN
General Fiction"Mariposas de la Luna - 1845." "Jardín de tulipanes - 1662." "Belleza en la oscuridad.- Grecia, Reinado de Leónidas II" Imágenes y pinturas diferentes, junto con objetos raros; eso fue lo que el Príncipe Yaehan había encontrado el bolso peculiar mi...