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Tres días para la boda. . .

By; Bill

Las mantas no cubrían el frío que sentía, porque no era físico, era interno y me jodía. Tanto como no poder consiliar el sueño aunque lo intentase. Después de una tarde pensativo, viendo la lluvia caer a través de mi ventana, me pregunte a mi mismo y está decisión era la correcta.

De nuevo, contradiciendome de que no lo era, de que merecía ser feliz, y dejar de pensar en los demás.

Sentí los brazos de cierto chico abrazarme, a lo que me negué, retirando sus brazos delicadamente mientras me removía y salía de la cama, tome mi móvil que yacía en la cómoda cerca de mi cama y salí fuera de mi habitación. Baje por las escaleras, con dirección a la sala, tome asiento en el sofá y suspire.

Esta no era la vida que yo quería.

¿Sí?—. Escuche al otro lado de la línea.

—Gustav, soy bill. Perdóname por marcarte a esta hora, se que no es prudente pero, llamaba para pedirte un favor —. El doctor Schäfer, quién fue mi psicólogo hace un año, más que mi psicólogo era como un amigo más.

Claro, Bill. ¿Que necesitas?—. Se escuchaba somnoliento, y ¿Como no?, si eran las dos de la madrugada.

—Necesito una charla, ya sabes. . . psicólogo y paciente. . .no. . .no me he estado sintiendo bien últimamente, necesito. . .contar a alguien el como me siento y tú eres el indicado. . . necesito un consejo y se que puedes darmelo.

No hay problema con eso Bill, de hecho, mañana solo tengo una cita pero es previa, después de atenderla, puedo atenderte a ti, ¿Te parece si te pasas por el consultorio a las. . .diez?—. Pregunta. Suspiro calmado y acepto la oferta.

—A las diez. . .—. fue lo último que dije antes de despedirme y colgar la llamada. Bufé cansado, quería poder cerrar mis ojos pero no podía. Me había quedado sin pastillas para lograr dormir y ahora no sabía que hacer, si bien, esto me estaba matando, me estaba carcomiendo y no sabía que hacer.

Dieron las cuatro de la mañana, y yo aún seguía despierto, pensaba, nada más pensaba, en como sería salir huyendo de todo esto.

Mandar todo a la mierda y. . .aceptar irme a con él.



[.   .   .]


—Joven Trümper, el doctor Schäfer lo espera—. La asistente de Gustav avisa, con una sonrisa amable en su rostro, imitandola le sonrió y me pongo de pie para encaminarme al consultorio, sin tocar entro rápidamente, quería salir de dudas, ya.

—Bill, que bueno es verte—. Dice él apartando sus gafas por unos segundos para limpiarlas y volvercelas a poner.

—Estoy mal, Gustav —. Musíte mientras tomaba asiento en el mini sofá color café del consultorio en donde siempre se sentaban los pacientes de Schäfer —Muy mal. . .

—Cuentame.

—Tom regreso —. Fueron las dos palabras que hicieron que Gustav se echara oara atrás pegando su espalda con el espaldar de la silla en donde estaba sentado, y me mirará atentamente —El volvió a por mí —. Lo ví mirarme con pena, para luego decirme que le contará como sucedió y como me sentí al verlo.

Inexorable ᝰ.ᐟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora