CAPÍTULO ÚNICO

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Observaba fijamente aquella copa con whisky, de vez en cuando daba sorbos a esta y nuevamente la miraba, notando el cambio de cantidad que presentaba aquel fluido.

Se había vuelto su "rutina" cada vez que asistía al bar; antes solamente iba ocasionalmente, pero desde su ruptura con el mexicano sus visitas se habían vuelto más frecuentes y el tiempo que se quedaba de igual forma era mayor.

No le agradaba el ambiente en lo absoluto, eran muchos aromas descontrolados ya fuera de tabaco, alcohol o vómitos junto a un ambiente escandaloso y caótico, sin embargo aceptaba y se enfrentaba a todo eso con sus visitas de mínimo 2 veces por semana.


Notó que había terminado su copa de whisky, así que pidió que está vez mejor le dieran un vaso de sidra con baja concentración de alcohol, no quería emborracharse tan rápido y nuevamente hizo el mismo proceso que con el whisky: observar el vaso detenidamente, dar un sorbo y analizar el cambio de contenido que presentaba el líquido.

Estaba por proceder a beber el siguiente trago al vaso, pero su sintió una especie de aura extraña alrededor así que rápidamente observó a los lados, notando a un chico alto que llevaba una sudadera negra junto a un gorro azul y una bufanda del mismo color.


No se le hacía conocido, nunca lo había visto allí y por el cómo se expresaba y hablaba parecía ser que tampoco vivía en aquella región, cosa que se le hizo curiosa, pues aunque si había varios extranjeros en aquel país, sus formas de hablar, transmitir ideas y las facciones físicas no eran como las de aquella persona.

El chico estaba hablando con el barman, vio como este le señaló una puerta a la cual el extraño se dirigió, aunque al verlo desaparecer por esa puerta volvió a enfocar su atención al vaso de sidra, sin embargo ya no estaba bebiendo nada de aquel licor, pues no dejaba de pensar en quien había robado su atención hace unos minutos.


Por alguna obra extraña del destino un sonido cercas suyo tomó su atención, así que volteó a los lados, viendo como el barman invitaba al chico extraño a tomar asiento, el mismo que se encontraba a un lado suyo.

Cualquier otra persona diría que el de pelo rizado estaba nervioso, lo cual no era mentira, pues ya no miraba al extraño, si no más bien al vaso de sidra que al fin se había dignado a beber otro sorbo.

Aun así, sus oídos estaban prestándole mucha atención a quien se encontraba a un lado suyo, escuchando como aquel pedía una bebida.

— Quiero un vaso de agua... Después, un licor de cereza, por favor.

Se le hacía bastante curioso... ¿Un vaso de agua? ¿En serio? ¿Estando en un bar?

Bueno, no podía criticarlo, el chico se veía como alguien decente, con dignidad, a diferencia suya, que se suponía había sido un gobernante la ahora extinta L'mamberg y no debía de comportarse como lo hacía ahora, debería de conservar aquella elegancia que le caracterizó en alguna época atrás.

A ese punto poco le importaba ya, conforme cada día pasaba estaba más seguro de que cada vez se volvía más loco.


Después de un rato notó que ahora su vaso con sidra estaba casi por terminarse, así que tomó fuerzas y bebió lo que quedaba del líquido, para después observar al que se encontraba a un lado suyo.

— ¿No... Eres de por aquí? ¿O sí? — Debía confirmar sus sospechas, porque si no era en extranjero entonces podría ser un simple pueblerino de aquella nación y que tal vez era la primera vez que pisaba un bar.

El contrario no se inmutó a verlo, solamente agachó la cabeza en lo que esperaba su agua y susurró bajo. — No... No soy de aquí, ¿Por qué la pregunta?.

— Por nada, solo- — Soltó un suspiro de frustración a la vez que pasaba una de sus manos por su frente y cabello, parecía que se arrancaría el pelo.

El contrario aunque volteó a verlo solo lo ignoró, pues se podía ver con claridad que el de mechón blanco ya se encontraba bajo los efectos del alcohol. Momentos después de aquello al fin recibió el vaso con agua y la copa con el licor que había pedido, así que procedió a beber el líquido transparente solo para humedecer su boca y el interior de sus labios y después prosiguió a sorber poco a poco la bebida alcohólica que había pedido, aunque al escuchar nuevamente al de cabello rizado le prestó atención.

— Disculpa, tenía curiosidad... ¿Cómo te llamas? Yo soy Wilbur — No mencionó alguna información extra, le parecía innecesario en ese momento.

— Soy Luzu... Un gusto Wilbur, me gusta tu nombre — Una pequeña sonrisa se colocó en sus labios, cosa que no pasó desapercibido para el de mechón blanco, razón por la cual también sonrió.

— Lo mismo digo Luzu —


¿El alcohol lo habría cegado tan rápido?

Sentía algo extraño en su cuerpo, como si tuviera la fuerte necesidad de estar junto al de ojos rubíes todo el tiempo, ni siquiera había vuelto a pedir más alcohol como otras ocasiones, su atención está enfocada en el contrario.

Y entonces, quizás descubrió que ya no tenía la necesidad de sumergirse en el alcohol porque ya había encontrado una droga más fuerte que aquel.

Esa sonrisa, esa mirada y esa personalidad eran tan ensoñadores para él, que olvidó todo lo que le atormentaba en ese instante.


Quizás era momento de volver a ser feliz...

El chico del bar - Luzbur AuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora