PARTE ÚNICA

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"¡Cómo es posible que no pueda derrotarte en ninguna pelea!"

"Baja la voz Wakasa" se quejó Benkei tirándole una toalla en la cara "Sé que estamos solo los 3 acá en el gimnasio pero no es necesario que grites así"

"¡Este idiota me hace enojar! ¡Y deja de sonreír como imbécil!"

Shinichiro riéndose de él, se sentó en el suelo y echó su cabeza hacia atrás totalmente exhausto.

Desde hace algún tiempo, tenía la costumbre de ir cada tarde al gimnasio que administraban sus dos amigos a practicar diferentes métodos de defensa personal. El lugar por el día se llenaba de jóvenes e incluso niños mientras que por las noches solo era ocupado por ellos. Ya sea para distraerse un rato simulando peleas o para hablar con Wakasa y Benkei, Shinichiro consideraba ese lugar como su tercer hogar, después de su tienda de motos y su casa.

"Creo que ya sé la razón del porque nunca me puedes ganar..." expresó de pronto alzando la voz.

Wakasa se aproximó a él para escucharlo mejor "¿Y bien?"

"Si tan solo crecieras un par de centímetros, tal vez lograrías ganarme en una pelea"

"..."

Benkei con solo escuchar eso rió fuertemente. Generalmente las bromas de Shinichiro eran pésimas pero esta vez consiguió hacerlo reír a carcajadas. Wakasa apretó sus puños y se lanzó sin dudarlo hacia Shinichiro quién al estar distraído cayó fuertemente de espaldas pasándose a golpear la cabeza.

"Dios Wakasa..." protestó el pelinegro sujetando sus brazos "¿Enserio te enojaste?"

"Eres tan fastidioso Sano" le dijo empujándolo con todas sus fuerzas contra el suelo.

"Y pensar que hace un par de minutos me decías Shin-chan de lo más normal"

Wakasa apretó los labios y se alejó para sentarse sobre su regazo "Te odio"

"Anoche no decías eso..."

Los ojos de Wakasa se abrieron de par de par y rápidamente se levantó yéndose hacia otra parte del gimnasio. Shinichiro se volvió a sentar y lo miró desde lejos.

"¿Y ahora qué le pasó?" preguntó Benkei viendo sus extraños y repentinos comportamientos.

"Nada. Iré al baño"

Lavándose la cara con agua fría, Shinichiro se quedó observando su reflejo en el espejo y el recuerdo de anoche llegó como un fugaz rayo.

El día anterior quisieron realizar una reunión de ex miembros de su antigua pandilla: los Black Dragons. Era claro que sería complicado encontrar a la gran cantidad de chicos que estuvieron dentro de la pandilla en aquellos años, pero por suerte hallaron a varios que aún vivían en la ciudad.

"¿Shinichiro? ¡Tanto tiempo!" Las muestras de afecto y admiración hacia el pelinegro aún persistían en la mayoría de los chicos. Cada uno de ellos no dudaba en correr para abrazar y saludar a Shinichiro.

Wakasa esa noche se mantuvo más silencioso que lo normal. No era algo que sorprendiese a los demás, tan sólo pocos sabrían que algo no estaba bien con él y Shinichiro fue uno de esos.

Lunar, que lindo lunar (shinwaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora