CAPÍTULO CUATRO

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La primera reacción de NuNew fue reír.

Porque en serio, Zee fue el modelo más perfecto de hombre o vampiro que había conocido nunca. ¿Cómo puede haber algo mal con él?

Pero Boun y Prem no se reían. De hecho, parecían profundamente preocupados, y la expresión de Zee igualó las suyas. Y fue aquella mirada en su rostro que extendió un miedo sordo y pesado a través del cuerpo de NuNew no seguro y desconocido.

―Dinos. ―Prem dijo rápidamente.
Zee volvió a tragar saliva.

―Me di cuenta de eso en Inglaterra por primera vez. En el bar. Hubo varios vampiros allí, la mayoría de ellos los reconocí. Lars estaba allí. ―Dijo.

―Tú lo llamaste por su nombre, en el bar. ―NuNew interrumpió. ―Me preguntaba quién era el.

―Él es un vampiro con el regalo de la pirokinesis.

NuNew palideció.
―¿Él puede provocar incendios con su mente?

Zee asintió.
―Estaba de pie en la barra, y cuando miraba para mí, juro que sentí calor... ―Extendió la mano. ―... en mis dedos.

Prem y Boun ambos parpadearon, sorprendidos.

Zee siguió hablando.
―Por lo tanto, en Bolivia con Jorge. Nos quedamos en su casa, y él empezó a tener visiones y... ―Miró a Prem. ―Vi destellos de luces en mi mente. Sin imágenes o cualquier cosa con forma, sólo destellos.

NuNew se había dado cuenta de que Zee parecía un poco aturdido en aquella cabaña, aunque solo había presumido que fuera por lo que Jorge estaba diciendo.

Luego miró a Boun.
―Cuando saltamos a Tokio, toqué tu mano. Lo que vi, fue... ―Él negó con la cabeza. ―Pienso que veo lo que tú ves. Un cronograma de puntos y normas, tales como los científicos pueden leer el ADN.
Sólo por un breve momento.

Ahora el rostro de Boun estaba en blanco con el choque. Él asintió con la cabeza.
―Y justo ahora en la calle en Tokio.
―dijo Zee. ―Todos nosotros olimos a aquel vampiro.

Prem asintió con rigidez.
―Sí. ―El susurró.

―Bueno, yo lo oí. ―Dijo Zee. ―En mi cabeza. Escuché sus pensamientos.

Boun estaba aturdido, y después de largos segundos, sacudió la cabeza.
―Yo no entiendo.

―Ni yo. ―Zee dijo, su voz apenas un susurro. ―Es como si yo tuviera destellos de sus dones. No se como explicarlo.

Prem lo miró con cautela.
―Y mi regalo. ―dijo. ―Si me concentro.

Zee silbó, aunque era NuNew quien se alejó.
―Wau. ―Los tres vampiros miraron para él inquisitivamente, mientras se frotaba la mano que Zee había sostenido. ―Uh, el hielo.

La mirada horrorizada que Zee puso cuando levantó ambas manos.
Nas duilghe na ghabhas cur ann an cainnt. ―Zee susurró, sacudiendo la cabeza. Tenía los ojos muy negros.

NuNew sabía cuando Zee hablaba gaélico, su lengua escocesa nativa, fue directamente al corazón. ―Lo siento mucho, más de que las palabras pueden decir. Nu, por favor.

NuNew no lo dudó. Se abrazó a Zee y tiró de él con fuerza contra él.
―No te disculpes. No me duele.

Cuando NuNew miró por encima de la cabeza de Zee a Prem y Boun, parecían catatónicos por el choque.

―Vamos a averiguar lo que es. ―dijo NuNew. ―¿Sí?

Prem parpadeó, y luego volvió a parpadear, sus ojos azules suplicantes.
―¿Cuándo fue la última vez que te alimentaste?

La llave de Zee #2 (ZeeNuNew) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora