[PARTE 1] El susurro de los pinos eternos

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Para Leo que me enseñó
que ni matándolo se lo
puede olvidar.





Tambaleé, pero logré darme la vuelta. No podía mirarlo a la cara, parecía herirlo, aunque no era él. Sentí cómo agarraba mi brazo, pidiendo explicaciones. Permanecí estática unos segundos, pero al ver cristales brotar de sus ojos castaños, una amargura invadió mi garganta. Salí de mi trance apartando sus manos de encima con un manotazo, ignorando sus gritos ahogados por la lluvia en sus ojos. Me suplicaba que no me fuera, que no lo abandonara, que no fuera así, que lo dio todo por mí. Mi estómago se revolvió, pero seguí mi paso firme. Dolió; no se merecía eso, pero menos merecía que me quedara.

Cuando doblé la esquina, lo sentí abrazándome por detrás, suplicándome al oído de una forma desgarradora.
- ¿Por qué? ¿Por qué te vas? Yo te amo.
Las lágrimas me quemaron los ojos, tembló mi boca, pero lo dije, firme, con desprecio y asco.
- Porque no eres él, y nunca lo serás. Vete, no quiero verte nunca más.

Con brusquedad, lo aparté, cayó al suelo. Lo vi de reojo, vi lo que mataría por no ver: su cara de decepción, odio, tristeza, y el corazón haciéndose pedazos. La forma en que me miró esa tarde me pincha el alma todos los días.

Una hora después, entré al cementerio en las afueras de la ciudad. Entre las lápidas, toqué con mis dedos delgados, calculé la edad de cada difunto y saludé a quienes conocí. Entre dos pinos, el lugar que yo elegí, me desplomé, caí sobre mis rodillas entre la tierra suelta, y abracé su lápida. Un par de tulipanes secos crujieron en mi pecho. Abrazada a su lápida, lloré por haber lastimado a otra persona, por haber intentado reemplazarlo para sanar ese dolor, porque lo extrañaba y lo necesitaba. Le supliqué perdón y ayuda.

En esa soleada tarde de octubre, exactamente el 24 de octubre de 2024, abracé la lápida del que fue el amor de mi vida, aquel que se fue sin decir adiós. Encontré pequeñas partes de él en otra persona, creí que funcionaría, pero no fue así. Él merecía alguien que lo amara de verdad. No podía decírselo, buscaría soluciones o intentaría conformarse con tenerme cerca. La razón más fiable era hacerme odiar por él, herirlo para que no quisiera verme nunca más, para que sanara y encontrara a alguien que lo amara de verdad. Por eso, esa misma tarde de verano, me recosté sobre aquella fría lápida. Cuando la sangre dejó de fluir por mis muñecas, cuando se transformaron en rosas y brotaron por mis brazos, cuando sentí frío y apreté su suéter, dormí eternamente a su lado. Me enterraron junto a él, bajo aquellos pinos donde solíamos pasar las tardes y hablar sobre aquellos muertos, preguntándonos qué se sentiría sin saber que muy pronto lo descubriríamos.

En esa última tarde de octubre, el viento susurraba secretos entre los pinos mientras mi cuerpo yacía junto al amor que perdí. Los rayos del sol teñían de tonos cálidos el paisaje silencioso del cementerio. Una brisa melancólica acariciaba las lápidas, llevándose consigo las lágrimas invisibles que derramé.

El aroma de las flores marchitas se mezclaba con el perfume de la despedida. Entre susurros de hojas secas, cerré los ojos y recordé cada instante con él, las risas compartidas, los sueños tejidos entre susurros de los dos.

Mientras mi cuerpo se sumía en la quietud eterna, una sensación de paz se apoderaba de mí. Quise que mis últimas palabras fluyeran hacia él, como una suave melodía. "Te amo, pero no podía quedarme", resonaron en el aire, como un eco perdido en la eternidad.

Las sombras de los pinos se alargaron lentamente, abrazando nuestra tumba en silencio. En ese momento de despedida eterna, el recuerdo de su mirada triste se desvanecía, dando paso a la esperanza de que, en algún rincón del universo, su alma encontrara la paz que merecía.

Así, entre la quietud del cementerio y la promesa de un nuevo amanecer, cerré los ojos, dejando que el silencio y la oscuridad me envolvieran como un manto suave. En ese último suspiro, me fundí con la tierra y las raíces de los pinos, convirtiéndome en parte de la eternidad que compartí con aquel que fue el amor de mi vida.

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⏰ Última actualización: Feb 07 ⏰

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