Corona y Migajas (SunSun Omegaverse)

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Sunghoon POV

Jake  convenció a los guardias de que me dejaran entrar, explicando la importancia de la situación y prometiendo que no causaría problemas.

Vi a Sunoo desde la distancia, su figura en el jardín del castillo, su mirada esquiva y nerviosa mientras me acercaba. Traté de mantener mi corazón firme, de ignorar la sensación de aprehensión que se retorcía en mi pecho. Después de todo, estaba aquí para hacer las cosas bien, para demostrarle a Sunoo que lamentaba cada palabra dolorosa que había dicho.

Cuando me acerqué, noté que Sunoo se tensaba, su respiración agitada, como si estuviera luchando contra algo que yo no podía ver. Extendí una mano hacia él, esperando ofrecer un consuelo que claramente necesitaba, pero antes de que pudiera tocarlo, retrocedió, sus ojos llenos de temor mientras se alejaba de mi alcance.

"Sunoo", mi voz salió como un susurro cargado de angustia. "Lo siento mucho si te asusté, no era mi intención".

Sunoo me miró con una mezcla de miedo y confusión, como si estuviera luchando por entender algo que escapaba a su comprensión. "No lo entiendo", murmuró, su voz temblorosa. "No entiendo por qué mi lobo reacciona así... no entiendo por qué me siento así contigo".

Me quedé helado por un momento, la realidad de la situación golpeándome con fuerza. No sabía qué decir, no entendí lo que estaba sucediendo, cómo iba a hacerle saber que mi único deseo era protegerlo y amarlo si no me permitía acercarme y me veía con aquella expresión desgarradora.

"Pero tú...", Sunoo titubeó, su voz apenas un susurro. "Tú me asustas, Sunghoon. Y no sé por qué".

El dolor en sus palabras me atravesó como una daga, haciéndome darme cuenta del daño que había causado con mi comportamiento. "Lo siento", murmuré, las lágrimas amenazando con empañar mis ojos. "Lo siento mucho, Sunoo. No sé cómo pasó esto".

Pero mis disculpas parecían vacías en el aire, incapaces de borrar el dolor que había causado. A medida que Sunoo retrocedía, mi corazón se rompía un poco más con cada paso que daba.

"Por favor, Sunoo", rogué, la desesperación palpable en cada palabra. "Déjame disculparme, déjame mostrarte cuánto lo siento".

Decidimos sentarnos, separados por una distancia prudente, necesaria para que Sunoo se sintiera seguro. La tensión entre nosotros era palpable, pero era un primer paso necesario para reconstruir la confianza que había sido rota.

El silencio pesaba entre nosotros, cargado con emociones que ninguno de los dos podía expresar con palabras. Me sentía como un intruso en mi propia piel, incapaz de soportar el dolor que veía en los ojos de Sunoo, el dolor que yo mismo había causado.

"Sunoo", murmuré con voz temblorosa, luchando por encontrar las palabras adecuadas. "¿Es por esto que no has ido al pueblo?"

Sunoo asintió con lentitud, su mirada aún evitando la mía, como si temiera lo que encontraría si nuestros ojos se encontraran. El peso de su confirmación se apoderó de mí, haciéndome darme cuenta de la magnitud del daño que había causado con mis acciones.

El dolor en el pecho se intensificó, una mezcla de culpa y desesperación que amenazaba con consumirme por completo. "Lo siento", murmuré una vez más, las palabras brotando de lo más profundo de mi corazón. "Lo siento tanto, Sunoo. No quería... no quería que te sintieras así por mi culpa".

Sunoo levantó la mirada, sus ojos buscando los míos con una intensidad que me dejó sin aliento. "No lo entiendo, Sunghoon", dijo con voz temblorosa. "No entiendo por qué me siento así al estar contigo o pensar en ti, es frustrante".
La confusión en su voz me golpeó como un puñetazo en el estómago, haciéndome darme cuenta de que no solo estaba lastimando a Sunoo, sino también confundiendo su corazón. "No lo sé", admití con sinceridad, sintiendo cómo el peso de mis propias dudas se apoderaba de mí. "Creo... creo que probablemente tu lobo está asustado de mí porque usé mi voz de mando contigo", continué, tratando de entender la raíz del miedo de Sunoo. "Me duele saber que te causé tanto daño, Sunoo. Lo siento mucho".