𝐌𝐋 | Levantó ligeramente su mentón y sus ojos se encontraron con los míos con determinación. Tomé una nota poco profesional sobre cómo el color azul cristalino brillaba a la luz, casi como el sol que brilla en el océano danzante. A pesar de ser un...
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POV Anakin
Sentía ardor por mi nariz mientras mi pecho subía y bajaba con cada respiración profunda que tomaba, los guardias me ataron a la cama del hospital en el sótano. Intenté luchar contra ellos, pero con la cantidad que eran no tenía muchas posibilidades.
Me pusieron múltiples ataduras alrededor del torso, así como ataduras en cada una de mis piernas y tobillos, asegurándome para que apenas pudiera moverme. Era asfixiante, podía sentir el cuero hundirse en mi piel a través de mi ropa y solo iba a empeorar cuando él hiciera lo que me trajo aquí para hacer.
El dolor insoportable hace que el sistema nervioso del cuerpo se sacuda, casi como si esperara escapar del dolor. Pero cuando eso sucede, el cuero se clava con dureza en mi cuerpo, una vez incluso rasgó mi ropa y me quedé con dolorosas heridas en la piel que han cicatrizado desde entonces.
Me ha traído aquí más veces de las que puedo contar, insistiendo en torturarme casi desde el momento en que llegué.
La luz sobre mí me quemaba los ojos y cegaba mi visión, hasta que una sombra oscura bloqueó algunos de los rayos. —Realmente no deberías andar por ahí matando a otros pacientes, Anakin— pronunció Obi-Wan sarcásticamente con una sonrisa.
—Como si te importara una mierda, estás feliz de tener a un lunático menos entre tus manos y lo sabes— gruñí con descaro. No tiene sentido besarle el culo, ni intentar caerle bien. Ya estoy aquí y va a hacer lo que me trajo aquí para hacer, sin importar lo que diga.
Se encogió ligeramente de hombros y sus ojos me observaron con satisfacción. —Quizás pueda librarme de uno más.
Resoplé. —Realmente me odias, ¿verdad? Desde que llegué aquí has estado tras de mí— entrecerré los ojos y le pregunté. —¿Qué demonios te hice?— Realmente quería saberlo, todo lo que ha estado haciéndome siempre lo he sentido muy personal. No veo que baje a nadie más aquí, solo a mí. Si no contamos a la Doctora Amidala.
Inhaló y exhaló pesadamente, su rostro mostraba una expresión de enfado. —Bueno, si quieres saberlo— bajó el rostro y me susurró en voz baja al oído. —Owen Lars era mi medio hermano.
Me quedé paralizado mientras mis ojos se abrían ligeramente por la sorpresa, de todas las cosas que esperaba que salieran de su boca, esa definitivamente no era una de ellas.
—Así que Beru Lars era mi cuñada y tú los mataste a ambos mientras dormían— gruñó, golpeando con sus puños a ambos lados de mí, probablemente con la esperanza de intimidarme.
Pero ni siquiera parpadeé, la mención de esos dos nombres solo encendió una llama que ardía con un profundo odio dentro de mí. —No sé qué decirte, eran unos padres de mierda.
—Enciéndelo en modo medio por ahora— ordenó a uno de sus guardias de confianza y este asintió con una sonrisa mientras encendía la máquina.
Obi-Wan me agarró la mandíbula dolorosamente y me colocó un protector bucal en la boca. No es que le importe si me muerdo la lengua o me rompo los dientes, principalmente lo usa para amortiguar mis gritos. No todo el mundo en este hospital es consciente de sus maltratos.
