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Boypussy
Lenguaje vulgar
Diferencia de edad
Infidelidad



–Carre, ¿si estás prestándome atención?– habló Martín, pasándole su mano por enfrente para ver si salía de su ensoñación

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–Carre, ¿si estás prestándome atención?– habló Martín, pasándole su mano por enfrente para ver si salía de su ensoñación

–E-Eh, si, si– parpadeo varias veces y tomó de nuevo su libro.

–Bien, entonces como te decía– siguió el de lentes

En realidad el castaño no le estaba prestando atención, ni siquiera poquita. Lo único que captaba toda su atención era la madre de Martín: Iván, la mamá de su mejor amigo.

No podía evitar verlo, se le hacía tan hermoso aquel omega.
Le encantaban su cuerpo delgado, sus muslos algo regordetes, sus lindas pestañas que hacían conjunto a esa perfecta cara, pero lo que más le gustaba era su cintura, sus pechos, su grandioso culo y aquel coñito que se marcaba en su ropa apretadita.

No podía evitar tener una erección cada que tenía cerca a la mamá de su amigo. Siempre con diversas excusas solo para llegar a la casa de Martín y ver a su mamá, que mamá, a esa linda mami que le ponía la verga más dura que su propia vida.

–Hola Iv– saludó el esposo de su omega dándole un beso y saludando a su hijo de puño– Hola Rodrigo– le extendió la mano

Miro de mala gana al más alto, y le estrechó la mano con desinterés. El era Rubén, el padre de Martín, esposo de su querido Iván.

Como odiaba a ese estúpido alfa bobo, el era su obstáculo más grande para que el pelinegro fuera suyo por completo.
A veces los veía juntos, demasiado melosos a decir verdad, aquellas veces la sangre le hervía de celos. Si él fuera mayor de edad estaría seguro que él sería el que recibiera toda esa atención de Raúl, pero no, tenía que ser menor y ver cómo ese tal alfa le comía la boca, y no solo eso.

–Ah! Mghm! Rub..–

Grandioso.
Escuchar los gemidos de la madre de su amigo no estaba en sus planes, pero no tenía dónde más quedarse y ese era su único lugar al que ir.

Había tenido una pelea con sus padres y hasta que a todos en su casa se les pasara el enojo se quedaría en casa de Martín. Al de lentes no le molestaba en nada, al fin y al cabo era su mejor amigo y le gustaba tenerlo en su casa para jugar o hablar de cualquier cosa.

Pero se había olvidado del GRAN detalle de que los padres de Martín follan como unos conejos en celo. No le disgustaban los gemidos del omega, es más, esos agudos chillidos lo hacían querer hacerse una paja. El problema era la persona que se estaba cojiendo al de pestañas largas.

–R-Rub- M-Más duro..–

–¿Más, quieres más?– escucho la voz ronca y tal vez hasta algo desgastada del alfa por tanto fornicar.

My best friend's momDonde viven las historias. Descúbrelo ahora