Cuando el amor es amor no se mira el color o el sabor...
El amor es amor, eso es lo que es.
A veces vemos cosas que son y cosas que no son.
Pero el amor es esa persona que ve tus cicatrices y aún así se queda a besarlas....
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pablo tomó una respiración entrecortada cuando Pedri apretó suavemente su polla. Afortunadamente, la película estaba en una parte ruidosa y emocionante y la pareja que estaba abrazada en el sofá no tenía ni idea de lo que ocurría allí en el piso entre ambos chicos. El menor no estaba seguro de hasta dónde llegaría el azabache con eso, pero no estaba seguro de si estaba dispuesto a ceder, no con Roma y Fer en la habitación y mucho menos con una tormenta afuera. Su nivel de ansiedad era alto.
Debajo de la manta pero sobre los pantalones de chándal del menor, Pedri se atrevió a comenzar a mover su mano. Colocó la palma de su mano sobre la longitud del castañito y comenzó a frotarlo suavemente, moviéndose a un ritmo antagónico. Pablo se endureció bajo su mano, instándolo a seguir. Se atrevió a mover su mano un poco más. Envolvió sus dedos alrededor de la longitud del sevillano ahora y lo acarició lentamente. El menor se movió en el regazo del canario, y él fue repentinamente consciente de su propia erección presionada entre el trasero de Pablo. El sentimiento solo lo estimuló. Se movió aún más rápido.
El deslizamiento de la tela entre la mano del azabache y la polla de Pablo creó una extraña y caliente fricción, pero fue agradable. El menor dejó que sus ojos se cerraran mientras cedía al toque. Dobló las piernas, inclinando ligeramente su cuerpo hacia el lado que miraba la mano de Pedri para darle un mejor acceso. La mente del sevillano todavía estaba acelerada, pero su cuerpo se estaba relajando. Se obligó a calmarse y concentrarse únicamente en el toque de Pedri, tanto excitante como tranquilizador. Martín tenía una mano apretada sobre la de Pedri y la otra apretando la manta.
—¿Estás cerca?
—Mgh...si...
Apartó la cabeza de la pantalla y presionó un lado de su rostro contra el pecho del canario, quien agachó la cabeza para susurrarle directamente al oído.
—Todavía no —susurró en su oído.
El castaño hizo un sonido silencioso y estrangulado en su garganta pero por lo demás se mantuvo en silencio y quieto. Muy pronto comenzó a retorcerse suavemente. Pedri sabía que estaba cerca de nuevo, así que movió su mano de su polla hacia sus bolas, las ahuecó y jugó con ellas suavemente. Era suficiente para mantener a Pablo al límite, pero nunca sería suficiente para empujarlo. Pedri continuó así durante varios minutos. La tormenta estaba amainando, la lluvia comenzaba a amainar. Hubo un relámpago ocasional, pero el trueno ahora era solo un retumbar distante.
—¡Me cagó en la puta! —se levantó de un tirón de las piernas del mayor asustando a todos.
—¿Todo bien? —cuestionó Fer colocando en pausa la película.
— Si, soló un dolor de cabeza... — se aclaró la garganta y sin más abandonó el lugar cubriéndose con la manta.
La mirada de la pareja fue directa a Pedri que agradeció estar a oscuras ya que así no se notaba el pequeño problema en sus pantalones.
