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- ¿Se puede saber que mierda estabas pensando cuando hiciste esa tontería?¡Tu solo quieres llamar la atención! Yo no lo puedo creer... no te puedo creer más, es qué eres idiota, pero te pasas...

- Mamá por favor, escuch...

- ¡No me toques!¡Y no me digas lo mismo de siempre, que estás cansada, que no sabías que hacer, que estabas triste y desorientada, que no podías más, porque es todo mentira. ¡Tu solo quieres llamar la atención! Y encima me echaste la culpa de todo. Cómo si yo tuviera la culpa de todos tus problemitas... ¿¡Qué quieres que piensen todos!?- cómo si te importara que piensen que eres una alcohólica de mierda y una prostituta barata.-¿¡Que soy una mala madre!? Si no te falta nada. Eres una mal agradecida...- levanta la mano que se dirige sin piedad hacia mí cara.

- ¡No! No lo tengo todo. No tengo a mí padre... ¡Y por tu culp..- otra más. Otra cachetada que deja una marca enorme de dedos en mí cara.

- ¡¡Mentira!!  No fue mí culpa... yo no tuve la culpa... el se fue solo. ¡El solo se quiso ir de aquí, dejándote sola! ... ¿Qué? ¿Vas a pegarme? ¡Hazlo, atrevete! - agarro en alto el vaso que está a mí derecha, el de vidrio, justo en la mesa. Lo lanzo. Explota... en la pared. No le dí. Se agachó y lo esquivó.

- ¿¡¡Que mierda estás haciendo!!? ¡Ven aquí! ¡YA! - dijo persiguiendome mientras camino para que no me golpeé, pero es tarde para mí.

Agarra mí cabello desde atrás, lo tiró para arriba y luego para abajo, con mucha, mucha fuerza. A posta. Pero me tiró al suelo porque solamente me hizo quedarme ahí.

- Te voy a hacer juntar eso con la lengua. ¡¡Me escuchaste!! - otra más... otra más del otro lado... me agarra desde la sudadera y me empuja hacia la puerta de salida, que estaba a unos 3 metros de distancia nuestra. Recibo el golpe del empuje con el hombro derecho y la cabeza, y por culpa de las rodillas dobladas caigo al suelo sentada. Llorando por el golpe que me acaban de dar, sin mencionar que ya estaba llorando desde el inicio.

- No... no, otra vez no mamá...- y entonces camina hasta estár acuclillada a mi lado.

- Deja de llorar, que no eres la víctima aquí. Córrete y desaparece.- Me vuelve a empujar agarrándome por los hombros para que me corra de al frente de la puerta. Caigo de manos y pies, llorando a mares, destrozada. Mueve la llave ya puesta previamente en la puerta para abrirla, dejándome paso a la gran calle y "patio" delantero que tenemos.

- Vete ahora mismo. No quiero volver a verte. Mañana vuelve para limpiar esa mierda que dejaste en la cocina... ¡Vete!- me vuelve a agarrar de la sudadera y a tirar para arriba, pero le ayudo en su travesía de echarme de casa cómo tantas veces lo a echo levantándome sobre mis pies descalzos. Me empuja para afuera. Y en dos segundos estoy en el porche de fuera de casa, en la fría noche de otoño, sentada mirando para adentro de mí hogar.

- Piensa en lo que hiciste, que vas a tener tiempo de sobra, tarada. - y ¡Pum! portazo, la puerta en la cara. ¿Me lo está haciendo de en serio?

- ¡No! ¡¡No!! ¡NO! ¡No, por favor, no mamá! ¡No! ¡NO, NO, NO!- digo mientras golpeo con todas mis fuerzas y repetidas veces la puerta con esperanza de que no me deje sola aquí afuera en la noche. Lloro... por qué es lo único que me sale. Lloro, suspiro, grito tan fuerte cómo puedo. Me está superando la tristeza y el enojo. Es una puta... hasta es capaz de decir que no es su culpa, cuando ella es una madre tan irresponsable que me da asco imaginarme el simple echo que soy su hija. ¡Es todo su culpa, y encima me culpa a mí de todos los problemas que ella misma me causó! Ojalá... ojalá si haberle dado a ella y no a la pared. O haberme dado a mí... que duela... se lo merece, me lo merezco joder. Dolor.

𝑷𝒂𝒕é𝒕𝒊𝒄𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora