ιɳƈŭႦυʂ

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Los gemidos inundaban la habitación.

Una mezcla de chillidos y quejas llenas de placer proporcionadas por si mismo que se quedaban dentro de esas cuatro paredes.

Se encontraba cerca de su orgasmo y lo sabía, hace rato había dejado de prestarle atención a la porno que estaba viendo solo para dedicarse de lleno al placer que se estaba proporcionando.

Los dedos de la mano derecha salían y entraban con fuerza de su interior, mientras con su mano izquierda envuelta en su pene se masturbaba con fuerza.

El placer era el justo y necesario para llegar al climax, pero no el suficiente para saciarlo.

Frustrado soltó un suspiro mientras se sentaba en la cama, mirando como el video porno aún se seguía reproduciendo en su celular; fue inevitable no sentirse celoso y envidioso, deseaba ocupar el lugar de aquel actor que estaba siendo complacido con dos pollas en su interior.

Se levantó de su cama decepcionado, apagando su celular para después empezar a arreglar el chiquero que había hecho en su hora de placer.

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Todos los días se preguntaba cuando llegaría el día en el que al fin pudiera experimentar lo que muchos a su edad ya habían experimentado y que seguro lo practicaban al menos una vez por semana.

Lastimosamente Taehyung era un reverendo virgen de 28 años, su autoestima por los suelos había ocasionado eso, sin contar que el ser gay también infligia bastante en su hecho.

En el colegio había sido un friki de primera, le importaba poca la interacción social porque solo pasaba prendido en los libros, mangas, anime, y todo tipo de distracción que no implicará otras personas, nunca había tenido esa necesidad de rodearse de personas por qué así lo habían criado.

Sus padres unos sobreprotectores de mierda se habían encargado de restringirle todo tipo de contacto con otras personas, aún recuerda cada que llegaba del jardín y si el comentaba algo referente algún compañero que a sus padres no le parecía, ese niño en su vida volvía a hablar con él; y cabe recalcar que a sus padres nada les parecía.

Vivió así hasta la adolescencia donde se pudo medio rebelar para hacer las cosas que le gustaban, y más que nada para que le permitieran el gusto a los libros y demás; sus padres no tuvieron mucho inconveniente y aceptaron su privacidad, al final con esa distracción su único hijo no salía al mundo exterior.

Cabe acotar que todo esto causó que Taehyung fuera un punto de burlas para los demás, el raro de la clase, y al cuál no había que acercarse, algo que bueno, como era de esperarse Taehyung no tenía conocimiento, perdido en su mundo nunca se dio cuenta que no tenía ni un conocido, ni un amigo cercano hasta que entró a la universidad.

Un salto que lo dejo barado, perdido en la inmensidad del mundo exterior.

Cuando salió de su nube ya era demasiado tarde, desconfiado de si mismo y de su forma nula de entablar alguna relación con alguien.

Cabe recalcar que a Taehyung en toda la adolescencia no había tenido problema con su sexualidad, no había tenido necesidad de satisfacerse y no había experimentado ningún tipo de cambio hormonal, al menos así fue hasta que cumplió los 19 años.

Un día como cualquier otro se había levantado después de un extraño sueño, su temperatura corporal había subido y el sudor recorría su piel, sin contar como su pecho subía y bajaba rápidamente por la agitación que envolvía su cuerpo; él no era tan estúpido, y con anterioridad había tenido las famosas erecciones matutinas, que según como su padre le había explicado era algo normal y que sólo necesitaba de un baño para que no afectará; pero eso, eso era muy diferente, la erección era tan evidente y venía acompañada de un flujo que manchaba sus pantalones, al principio llegó hasta pensar que se había orinado, pero al pasar su mano por su entrepierna y al sentir ese choque eléctrico que recorrió todo su cuerpo, sin duda la necesidad de lo desconocido desde ese momento empezó a llamar a Taehyung.

ιɳƈŭႦυʂDonde viven las historias. Descúbrelo ahora