One-shot: Síndrome de Estocolmo.

1.1K 106 15
                                    

Síndrome de Estocolmo: Respuesta emocional que un rehén adquiere en cautiverio hacia su agresor. Es el vinculo emocional que surge entre el Secuestrador y el cautivo, ya sea por sobrevivencia o confución. 



Llevas alrededor de 6 meses con el pensamiento de la muerte rondando en tu cabeza, aunque en realidad fue hace poco cuando dejó de importante siquiera esa palabra, ahora has tomado un nuevo rumbo, fue quizá cuando tus ojos se acostumbraron a no ver mas la luz y tus manos a solo sentir el frio metal de las cadenas que te ataban fuertemente a la pared de la celda. Es la clase de momento donde te haces la pregunta del millón "¿Por qué yo?", para tu mala suerte nadie sabe la respuesta, solo la vida, el destino, el karma, lo que tu deseas creer. Escuchas los pasos. Tu mente divaga en una nebulosa de recuerdos de toda clase, el día que viste a tu hermana por primera vez; Tenías 8 años y la habías acobijado en tus inexpertos brazos, era tan pequeña, tan frágil y dulce ¿Qué habrá sido de ella? Los pasos se acercan. Ahora te encuentras en tu primer día del jardín de infantes, eras un pequeño niño asustadizo y tímido cuyo único amigo había sido Alex, aquel chaval que hasta en la universidad seguía siendo un parguela y la persona que te había apoyado en todo. Lo extrañas. ÉL ya viene...

Te sientes cansado a pesar de que llevas poco más de 9 horas durmiendo, tus movimientos dejaron de ser rápidos y poco a poco comenzaste a resignarte a que nunca más volverías a practicar futbol o saldrás con tus amigos a bailar y disfrutar de una buena fiesta. Suspiras, y un gemido lastimero ha escapado de tu boca sin quererlo. Mueves un poco la mano intentando acomodarte en el pequeño espacio que hace algunos meses se volvió tu casa, tu espacio, aquella celda de 3x3 que con el pasar de los días estás seguro de que se vuelve cada vez más cálida. Los pasos se detienen. Comienzas a tararear una canción de la no tenías conciencia que la habías aprendido, mueves los 4 dedos de la mano derecha que aún te quedan al compás del ritmo. Ya no importaba que fueran cuatro, te diste cuenta de que al final de todo nunca más volverás a jugar videojuegos, así que ¿Por qué sufrir por unas cuantas amputaciones? Claro, había sido sumamente doloroso en un principio, de hecho, pensabas que no podrías resistir más y llegabas a la conclusión de que morirías de dolor, sin embargo solo llegabas a caer en la inconciencia. ¿Cuántas cosas no habías perdido ya? Sin darte cuenta tu mano se dirige hasta tu rostro y acaricias con cariño el parche que cubre la órbita ocular donde anteriormente se encontraba tu ojo izquierdo. Estás seguro de que nadie ha sentido tal dolor en la vida, sin embargo, sabes que lo ha hecho con cariño, como si se tratase de un arte, fue entonces que comprendiste que él no podía ser un mal hombre.

Recuerdas perfectamente ese día, después de haber intentado escapar en las primeras horas del confinamiento al que habías sido sometido obligatoriamente, recuerdas cuanto habías corrido a través de una inmensidad de bosque, con los sonido extraños pasando por tu lado entre la maleza, tu corazón al cien con miedo de voltear tan siquiera un poco y encontrarte con tu captor, sin embargo, cuando por fin habías llegado a la cerca que dividía el terreno con un pequeño riachuelo próximo a la carretera, tu plan se desmoronó. En un instante tu pie había sido sujetado con una trampa para osos que se encontraba estratégicamente colocada en su lugar; recuerdas el dolor en el tobillo al ser sujetado por aquellos filosos dientes de metal, la piel desgarrándose al intentar retirarlo, tu cuerpo temblando y los gritos de auxilio y terror que parecían romper tú garganta, las lágrimas que escapaban por tus ojos te habían impedido ver que ÉL se aproximaba, con una pistola en mano de la cual no una bala escapó sino un tranquilizante. Recuerdas el pinchazo y poco a poco la oscuridad consumiendo por completo tus sentidos. El terror se apoderó de tu subconsciente.

La remembranza de cuando despertaste te provoca una sensación lejana y al mismo tiempo irreal, como si todo hubiese sido un mal sueño, tus parpados se encontraban abiertos luego de unas horas dormido y te hallabas sorpresivamente en una especie de cama, sujeto de ambas manos y pies sin posibilidad de escape o siquiera movimiento. ÉL te miraba desde la esquina con sus penetrantes ojos chocolate oscuro, sin previo aviso comenzó a avanzar hasta ti para luego quedar a un lado de ti admirándote. De tus lagrimales aún descendían las lágrimas de terror.

Saga Psique: Síndrome de Estocolmo -One-shot Wigetta- (#Wattys2015)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora