La noche es sombría, como de costumbre empieza la cacería del mes como la tradición indica. Ya tengo en orden todo lo que necesito en mi mochila, lámparas de batería, varias dagas con un buen filo, chicharrón para mantener la grasa en el cuerpo, unas cuantas barras energéticas y un kit simple de primeros auxilios, me siento preparado para salir al bosque a pesar de que sé que está noche va a ser fría y no solo eso... será arriesgado. En este pueblo perdido en medio de la nada, se cuenta la leyenda que cada octubre un gigantesco monstruo busca venganza contra los lugareños, años tras años se inicia una búsqueda para matarlo pero durante al menos cincuenta años no ha tenido resultado y la última persona que logró escapar para contarlo yace muerta por vejez.
Con inspiración, entro al bosque y camino con sigilo, se dice que esté lugar está encantado, las dríadas son malvadas y cuando alguien osa molestar su tranquilidad los convierten en árboles con forma humana destinados a vagar por la eternidad. El silencio en ciertas oportunidades se puede considerar un beneficio, pero tanto silencio me desorienta, ya que cada paso que doy con mis pesadas botas parece hacer eco por los alrededores y mi vista barre con horror todos los lugares para ver si no hay una bestia a mi acecho, me parece una locura haber tomado el camino contrario a todos los lugareños encontrándome solo en esta tenebrosa aventura.
Sobre mí, siento miradas, volteo a ver pero solo es producto de mi paranoia, ya que hasta la sombra de las ramas parecen aterradoras garras; a lo lejos, no solo noto el agua, también una piedra lo bastante grande como para ser traída por unas personas, pero no es lo único que llama mi atención, parece haber unos pequeños dibujos quizás insignificantes si no lo miras con interés, pero en este punto de la noche siento un sentido arácnido en mí. Los dibujos van en línea recta contando una historia, una silueta hecha a líneas, como aquellos que se hacen cuando no se sabe hacer la cabeza ni el cuerpo de una persona, al parecer con una daga en mano, con varias formas idénticas atrás de sí, haciendo referencia a un ejército de personas y un gran cuerpo en frente pero no se reconoce más que un garabato gigantesco, si ves mas allá, se ve una laguna y más atrás un pequeño "hombre de palo", claramente, se nota que esta historieta en roca llama la atención, pero no es en lo que me debo fijar en el momento.
Recuerdo la razón por la cual estoy acá y decido retomar el camino, el lago está debajo de la colina y estoy decidido a pasarlo para llegar a la vivienda del monstruo vengativo, o al menos es el sendero que creo que debo tomar ya que luego de haber escuchado varias leyendas en el pueblo, nadie ha tenido el valor de venir a esta zona y quienes lo han hecho no han vuelto. El agua está tranquila, demasiado tranquila y cuando me propongo a nadar noto con interés que el agua no está helada como lo indica la temporada, siendo totalmente contrario al frio invasor que sentí antes de sumergirme, quedando la luna como mi única constante en esta noche, ya que está en su fase completa iluminando tenuemente los alrededores y dejándome ver como las corrientes del lago están totalmente tranquilas.
Escucho el ulular de un búho, el croar de las ranas y el resonar del viento, ahora me siento en confort, el agua cálida me invita a seguir hasta la orilla próxima, así mismo, siento que me voy hundiendo, me falta la respiración y me da miedo algo que no logro percibir. El ulular hace estruendos en mi cabeza, me hace dudar hasta de mi propia existencia, mi cuerpo tiembla como si se tratase de una epilepsia. En medio del lago, pierdo el equilibrio, la tranquilidad ha desaparecido y me hundo cada vez más, como si tuviera un ancla amarrado a las piernas. El agua parece hacer trizas mi cuerpo sobrepasando mis sentidos, todo mi cuerpo sumergido pide auxilio, aún así siento que no me puedo mover. Mis pulmones advierten de la falta de oxígeno, me estoy sofocando, los ojos se dilatan por tanta oscuridad, me hace desear distinguir la luz de las antorchas sugiriéndome un posible rescate, el pecho me arde y poco a poco las burbujas llenas de oxígeno escapan de mi nariz, estoy muerto de miedo pero no me voy a rendir.
Con esfuerzo y angustia de no perder mi vida, me impulso con animosidad y fuerza o al menos hago el intento, el agua inunda mis oídos y aún así siento el puto ulular en la cabeza, me estresa, con frenesí logro sacar la cabeza de agua, inhaló con ímpetu, al descubrir que sigo con vida, y siento como las arcadas azotan mi cuerpo, me asombró al ver que salen gusanos blancos de mi boca igual que los que tienen los cadáveres en descomposición, el miedo en esta situación no me deja pensar con claridad y me muevo lo más pronto a la ribera del lago, notando mi cuerpo más pesado de lo normal, sin frío y cuando decido mirar la tierra para orientarme noto mis pies, que se han convertido en patas de ave. La sombra que emite el cuerpo es inmensa, me siento bastante raro, no sé qué ha cambiado en mí, estoy confundido y el ulular no para, parece un pitido que se repite y repite sin cesar.
Quiero gritar a la noche, siento un bramido el que sale de mi garganta ¿Qué está sucediendo? Mis brazos no se articulan como deben y me entran ganas de llorar, no sé lo que está pasando, me resulta frustrante, ni siquiera poder gritar ni maldecir al viento. Sin entender lo que sucede me muevo hacia el lado contrario pasando nuevamente por el mar de agua dulce, en busca de los demás cazadores que me ayuden. Veo las antorchas cercas y corro deprisa. Las pisadas suenas hacia mí y el escándalo de los campesinos me molesta los oídos. Con alarma veo como se mueven y apuntan sus armas hacia mí, con calma intento explicarles la situación del lago, pero las palabras son convertidas en un estrepitoso bramido de ave.
En el reflejo de algún hacha que se levanta en mi contra, evidencia un antinatural búho, el pico sangriento, y alas rapaces que terminan en cuchillas. Los aldeanos que me disparaban no parecían entender quién era, me enfurece tanto que nadie entienda que soy yo, el muchacho del pueblo que había ganado tres veces el campeonato de caza, sentí romperse mi humanidad, cuando Jack, el carnicero me vio con determinación y su hacha apuntando mi corazón, mi padre con su arco y flecha exhalaba aire con valor, midiendo la presión atmosférica al apuntar, entre la multitud veo rostros conocidos, que desconocen el mío, solo me miran con fiereza y me pregunto ¿Quién realmente es el monstruo? Y ¿Por qué no me dan la oportunidad de explicarles?
En sus ojos se nota el miedo y la rabia que tenían hacia el monstruo que ante ellos se alza, con energía todo el cúmulo de gente corrieron hacia mí, con horror intenté salvar mi vida de las balas de plata, las flechas e incluso las dagas que impactaban en mi cuerpo, ante todo la supervivencia propia era una prioridad, ya que no quería hacerles daño, extiendo mis nuevas alas para huir y más de un hombre cercano terminó mutilado a la mitad, el alerón de ave, destilaba líquido rojizo, los demás se vinieron hacia mí con furia, alterándome a mi también, se abrió un debate de armas en donde yo salí ganador pero no me hacía feliz porque aquellas personas eran conocidos míos, el panorama era rojo, con varios cuerpos inertes sobre el suelo, algunos mutilados y otros heridos de gravedad con miradas perdidas llenas de terror.
La parte racional que aún quedaba en mí, piensa que todo esto debe tener una explicación, pero me duele ver como todos, entre ellos mi padre, están ahí aterrados de esta versión de mí pero ¿Acaso puedo culparlos? Mis alas han matado a varias personas e incluso entre ellos mismos se han lastimado, con un nudo en la garganta y varios sentimientos encontrados decido irme lejos, lejos de las personas que amé, mientras que continúan con vida para no causarles más dolor, aunque sé que el hecho de que desaparezca no borraran décadas de caza al monstruo gigantesco en el que me he convertido. Mientras vago por el bosque, vuelvo a ver la roca pintada y entiendo que alguien ya había vivido estodecidiendo retratarlo contado desde su final al inicio de la historia ¿En serio nadie había venido a esta parte de la montaña? Por eso, entendí la razón por la cual nadie había hablado del gran monstruo, porque eran ellos mismos.
Repentinamente me invade un profundo sentido de rabia hacia aquellos que una vez compartieron mi raza y mis costumbres. Solo deseo que venga la próxima horda de víctimas, quiero demostrar que ellos no son nadie para matar a otros y así, sería yo quien años tras años me vengaría de los ignorantes humanos, al pasar la maldición que descansa en mi sobre el más joven del pueblo, como se ha hecho a lo largo de los años.
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Tres Perspectivas
RandomUna narrativa con el concepto inventado de Bookjam, obtiene el nombre de la unión de unos chicos que buscan profundizar en el pensamiento creativo al escribir de cada autor, desarrollando narrativas con diferentes conceptos totalmente ficticios que...