Es primavera en CABA y la calentura se siente en el aire.
La brisa cálida genera un aire efervescente de las hormonas sexuales entre adolescentes (y adultos también) que pululan en la calle y se masturban mutuamente y con sutileza en espacios públicos.
En ésta bella época se dice que prospera la unión, la fidelidad y la planificación familiar. Faltan pocos días para San Valentín, la fecha del amor y la amistad que nos recuerda a los humanos que debemos buscar pareja sexual y aparearnos. Y para hacerlo, no hay nada mejor que los bombardeos de publicidad y promociones como los lubricantes "dos por el precio de uno", juguetes sexuales que "garantizan un orgasmo seguro, de lo contrario te reembolsamos la mitad de su valor", "profilácticos sabor pija", "lencería que disimula la gordura", alojamiento con descuentos "para 3 personas por toda la noche" y ,sobre todas las cosas, chocolates eróticos.
Ahora mismo se está transmitiendo en los canales de televisión abierta la imagen de un sexi hombre senegalés, de cuerpo fuerte y tonificado, dientes blancos como malvaviscos, piel perfecta y oscura, como un chocolate amargo que uno puede saborear con tan solo contemplarlo. Este hombre es la imagen de un nuevo comercial de las barras "Señor Chocolate" de la empresa Felfort. El promotor seduce al público con su profunda y masculina voz y escenas sexualmente sugerentes, para incitarlos a comprar el producto y que el consumidor ... haga lo que quiera con él. A pesar de que suena como un método muy absurdo y vulgar para vender productos alimenticios, resulta ser muy efectivo.
—Enamora a tu pareja en la noche de San Valentín con estas barras de chocolate —dice el hombre deslizando con suavidad el envoltorio de la barra de chocolate con sus enormes manos.
La cantante Alicia Pewii hace su aparición en el comercial sosteniendo una barra de chocolate blanco, vistiendo su característico atuendo de lencería. Su piel blanca hace un fuerte contraste visual al lado de su acompañante, el cual además duplica su tamaño.
Con su sensual y candente voz femenina continúa su dialogo.
—Ahora llévate 2 al precio de uno. Para que los dos puedan probar un poco del "Señor Chocolate" en su noche de amor. —Alicia se lleva la barra de chocolate del hombre a la boca, hundiéndola hasta la garganta sin darle ni un solo mordisco, mientras lo mira a los ojos.
La imagen del chocolate salir de su envoltorio de entre las enormes manos de aquel hombre, provoca un deseo en la joven espectadora de rostro adolescente, un deseo que no iba a saciar hasta acabar de devorar un trozo del "Señor Chocolate".
La muchacha revisa sus bolsillos en búsqueda de algún billete, pero no encuentra nada más que 2 miseros pesos argentinos. Corre hacia su habitación. Encuentra un frasco de vidrio donde hay un papel con el aspecto similar a un billete, pero al sacarlo descubre que no es nada más que una nota que ella había escrito para sí misma.
"Kat, usé el dinero para comprar chocolates, atentamente: Kat".
Con un gesto de decepción se desploma al costado de su cama sobre un montículo de ropa sucia y se queja.
—¡Justo ahora me tenía que quedar pobre! —Kat está decidida a permanecer allí hasta recuperar el entusiasmo por levantarse, pero alguien golpea la puerta. Deja que suene esperando a que el visitante se harte y se large, pero sigue insistiendo y como ninguna de las otras dos personas que se encuentran en el departamento atiende, ella se ve obligada a levantarse para recibir al molesto visitante.
A través de la mirilla, puede ver la persona que menos esperaba, una jovencita pelirroja, de cara pecosa, que despierta desagrado en nuestra protagonista. Al reconocer a su odiosa prima Macky, deja que siga tocando la puerta y se aleja con sigilo.
—¡Kat sé que estás ahí! ¡Puedo oler tu perfume barato! —La muchacha exige que le abra la puerta, Kat obedece, pero al encontrarse con ella la recibe como si fuera un testigo de Jehová.
—Disculpe señorita, pero en este hogar no creemos en Dios, así que por favor dedíquele sus palabras a alguien que pueda importarle. ¡Que tenga un buen día! —Kat le cierra la puerta en la cara, pero Macky coloca un pie entre la puerta y el marco para evitarlo. La chica sin rodeos le explica la razón de su visita.
—Sé que nosotras no nos llevamos muy bien, pero necesito tu ayuda. —al oír esto, Kat frunce el ceño, incrédula y le permite aclarar sus razones.
—¿Recuerdas lo que dijiste la última vez sobre cupido? Explícamelo de nuevo. —entonces Kat, sin hacer preguntas al respecto le dice lo siguiente:
—Cupido se aparece en el momento menos oportuno de tu vida para clavarte una flecha en el cerebro, dejarte medio muerto y luego caga corazones de chocolate en tu estómago. Lo que tú crees que es la sensación de "mariposas" es en realidad mierda de cupido y te provoca ansiedad, estupidez crónica y ceguera temporal.
Macky se detiene a pensar por unos segundos y le pregunta: —¿Sabes dónde encontrarlo?
Se hace un largo silencio. Kat abre sus ojos azules, escéptica, y responde con una mueca: —¿Me estás jodiendo?
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Corazoncitos de chocolate
Teen FictionMacky está harta de sufrir los engaños de su promiscuo novio, Nacho, pero es demasiado orgullosa para aceptar que no la ama y demasiado obsesiva para dejarlo. Por esta razón, decide buscar a Cupido para hacerle un hechizo de amor a Nacho. En esta de...