Nacho, el infiel

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Kat se le queda mirando esperando a que dijera algo, lo que sea, para sacarla de la incertidumbre, lo único que se le viene a la mente es lo siguiente: «¿Acaso es otra broma para tratarme de estúpida?»

Macky suspira y le explica sus inquietudes con total seriedad.

—¡De verdad es algo importante!... necesito. —ella guarda unos segundos de silencio y se inclina suspirando—: ...ajustar cuentas con Cupido.

Kat no sale de su expresión de asombro, que se hace más evidente con cada palabra que sale de su boca.

—¿Por qué? —ella reflexiona sobre las causas que podrían llevar a su prima a hacer algo tan ridículo. «Veamos... Cupido obliga a las parejas enamorarse... Macky cree en el verdadero amor... ella piensa que Nacho es el amor de su vida y que él la ama de la misma forma». Además, se le viene a la mente algunos chismes de los que se enteró por parte de amigas de Macky, como que ella escribió en un diario sus planes de casarse con Nacho, tener 3 hijos llamados Afrodita, Mardoqueo y Noé, envejecer y morir los dos de viejos o de lo contrario, provocarle la muerte de cualquier forma para que pudiesen irse juntos al cielo por toda la eternidad.

Uniendo todos esos cabos, Kat finalmente llega a una conclusión final—: ¡Ah!... ya veo...Nacho volvió a cuernearte —ella intenta reprimir su burla, pero se tienta a las carcajadas «¿Cuantas veces van ya? unas 3 o quizás 5 veces a lo largo de su relación con él».

—¡Ay! Macky te lo dijeron todas tus amigas, tus tios, la abuela, y hasta el fisura que está pidiendo siempre en los semáforos, un mujeriego es el peor hombre para formalizar una relación, solo a una pendeja como tú se le ocurre seguir de novia con un chico así. —su risa descontrolada se contrasta por las lágrimas de la otra muchacha.

—No tienes idea —dice Macky lloriqueando, Kat trata de compadecerse por su sufrimiento, pero en el fondo, la gracia le es inevitable.

—Me prometió una velada romántica en un restaurante, ya había hecho las reservas, estaba tan feliz y dispuesta a perdonarlo por las ultimas 3 veces que me engañó —ella saca un pañuelo de su bolsillo para secarse los mocos que caen como cascadas de su estrecha nariz.

—Esta mañana salgo de la iglesia y en una esquina lo veo metiendo su mano entre las piernas de una... —ella grita con rabia—: ¡SUCIA PUTA! —y se desquita golpeando con un puño la pared.

Cualquiera podría imaginarse que una chica tan linda y católica como Macky, al encontrarse con tal escena se iría sin decir nada con lágrimas en los ojos como una persona normal, pero al continuar contando su historia, Kat se sorprende con cada palabra. La actitud frágil y dulce de aquella muchacha cambia por completo. Levanta la mirada y sus ojos se encienden de la bronca, como si estuviese poseída por un demonio.

—En cuanto lo vi, empecé a gritarle de todo, agarre a esa zorra de los pelos y luego la molí a patadas —ella acompaña la historia con gestos de violencia, y Kat intenta evadir esos movimientos descontrolados le iban a pegar en cualquier momento.

—Mientras yo le daba su lección a esa ¡PUTA!, él escapó. —Respira, pero continúa relajándose un poco.

—Le seguí el rastro y lo tire piso de una trompada sin que él tuviese tiempo de defenderse, lo abofetee hasta que mis manos se cansaron y su rostro quedo rojo, ¡como el culo de un mandril! —Kat suelta una risa disimulada ante este comentario, Macky toma una gran bocanada de aire para sostener la calma.

—Le pregunté por qué me engañó, ¿Y sabes lo que me respondió?
el respondió: "porque lo estaba asfixiando".

Macky pone ambas manos sobre los hombros de la otra chica y le mira a los ojos con severidad.

—Quiero que seas honesta. —En ese momento Kat siente como su risa interna se esfuma por completo, cada vez que alguien le pedía que fuera honesta es porque claramente esperaban una mentira de su parte. Y ella es muy mala mentirosa.

—¿De verdad soy asfixiante?

Ella no dice nada y Macky continúa llorando. En ese momento de vulnerabilidad Kat ve su oportunidad para decir lo que piensa arriesgándose a correr por la misma suerte que el pobre Nacho.

—Solo un poquito —Macky se indigna, sus ojos enrojecidos proyectan una mezcla de rabia y tristeza. Kat sabe que la está cagando, pero la sigue remando intentando consolarla con una frase de aliento...a su manera.

—Anímate, de seguro ya conseguirás otro novio, ¡hay muchos loquitos como tú que tienen tanto en común! —sin embargo, la otra muchacha no toma bien esa propuesta.

—¡NACHITO DEBE SER MIO! —Grita Macky, toma un poco de aire, una vez más—: ...y la única manera de lograrlo es que él se enamore perdidamente de mí. Para eso necesito encontrar a Cupido.

En uno de sus funestos intentos de alejar a la desquiciada de su prima, le ofrece una alternativa a Cupido.

—Si estas tan desesperada ¿Por qué no vas a la bruja de la plaza para que le haga un amarre?

—Yo solo creo que Dios es real. Hacer cualquier actividad pagana es ir en contra de mis creencias.

—¡Pero no es real, Macky!, ¡solo es un estúpido invento comercial! Un invento reciclado por judíos para sacarles dinero a los católicos crédulos como tú. —sus intentos por hacerla entrar en razón fracasan y cede ante su locura.

—¡Está bien! si quieres ir a buscar a Cupido es cosa tuya.

Macky la mira esperando a que diga algo, Kat se da cuenta de que no se irá hasta que acepte ir con ella.

—Y... ¿Yo te tengo que acompañar?

—Si sabes sobre la caca de Cupido, puedes ayudarme a encontrarlo. —Quiere repetirle que lo de Cupido era una broma, pero es consciente de que no vale la pena invertir todas sus energías en sacarla de sus delirios. Macky empieza a hurgar dentro de su bolso hasta que saca una servilleta, la desenvuelve y deja al descubierto dos formitas de corazones de un color marrón oscuro y brillante.

Corazoncitos de chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora