La aventura de las primas

2 0 0
                                    

—¡Mira esto! —Macky coloca las figuras de chocolate bajo la nariz de Kat para que pueda contemplar de cerca lo que para ella es evidencia de la existencia de Cupido.

—Corazones de chocolate —responde Kat con alegría, al ver ese reluciente y brillante color oscuro de esas formas se le hace agua la boca.

—Yo lo probé, y no era chocolate. —Kat deja de babear, se pone pensar que cosa se ve como el chocolate, pero no tiene gusto a chocolate y lo primero que se le viene a la mente es la caca.

Mira con una expresión de asco a su prima y le dice—: Ahora resulta que no solo hablas un montón de mierdas, también te las comes.

Macky la mira ofendida, pero continúa como si no la hubiese escuchado.

—...me provocó un cosquilleo en el estómago, al igual que la sensación de las mariposas. —Al oír esto, la otra muchacha arquea una ceja.

—¿Segura que no son parásitos?

Al no lograr convencerla con las pruebas, Macky se dirige a ella con un tono amable pero falso.

—Si me acompañas, te compraré todas las barras del "Señor Chocolate" que tú quieras —suena como una propuesta tentadora, está a punto de aceptar, pero deja de lado su deseo y analiza la realidad, ¿Sería capaz de tolerar a su odiosa, caprichosa, presumida y delirante prima por un poco de golosinas? Aunque las ganas de comerse una enorme barra del Señor Chocolate la están consumiendo, prefiere ser razonable y tomar una decisión con sapiencia.

—Prefiero pasar meses con abstinencia de chocolate a tener que pasar un tiempo contigo, además tengo cosas que hacer.

Recuerda que pasado el mediodía tiene un compromiso que cumplir en casa de Sofi, comerse todas las empanadas de su madre, y aquello le parece más tentador que venderse a su prima por chocolates. Kat cierra la puerta sin siquiera despedirse, pero la joven insiste y esta vez se dirige a ella con un tono amenazador.

—Tú me acompañarás o subiré a Facebook esa foto que nos tomaron en el jardín de infantes, donde apareces tu colgada de la bombacha en el cerco, junto al resto de la clase.

Kat no sabe a lo que se refiere, pero el recuerdo florece en su mente. Ella era una niña muy inquieta, mientras todos los demás niños permanecían sentados y ansiosos por volver a sus juegos, había un colorido cerco de madera como fondo y una Kat de 4 años estaba caminando sobre el mismo. El grito de la maestra la había asustado y perdió el equilibrio, su ropa interior había quedado enganchada en la punta de una de las maderas y ella permaneció colgada como un angelito por encima de las cabezas de los demás niños. A su tía le hizo tanta gracia que tomó la foto para el "álbum familiar" y de esa manera llegó a manos de Macky.

Esa amenaza suena impactante, podría viralizarse en las redes sociales y convertirse en un "meme" de internet. Pero aquello, lejos de disgustarle, le divierte.

Como el soborno y la extorsión a través de amenazas no funcionan, Macky utiliza su último recurso de manipulación, el "llanto manipulador". Se tira al piso de rodillas y comienza a llorar como la víctima de una traición en telenovela mexicana.

Ante esa terrible actuación, Kat suspira del hartazgo y sin más remedio acepta, pero con la condición de terminar lo antes posible, para llegar a tiempo a casa de Sofi. Macky se levanta de la emoción y abraza a su prima como si la quisiera de verdad, cosa que a Kat no le hace ninguna gracia. Antes de irse, pega un grito dentro del departamento para informar su partida.

—¡Papá, iré a seguir un rastro de mierda con Macky!

Una voz joven y masculina le responde con un tono de absoluta indiferencia desde otra sala—: ¡Bueno!

La adolescente cierra la puerta de su departamento y junto a Macky emprenden una aventura para encontrar al Dios del amor.

Corazoncitos de chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora