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Gorda, con padres que me abandonaron y una abuela que amaba pero murió por razones obvias su edad, problemas de salud. La combinación perfecta para una anciana,   pero eso no es todo porque estoy estancada en una familia que me detesta con todo su ser, sin ni siquiera yo haberles hecho nada. Creo que así puedo describir mi vida miserable.
Nada de lo que hago en casa de mi tía es suficiente, tengo que ser su puta sirvienta desde que llegué aquí con 8 años de edad, odio con todo mi corazón el hecho de que mi mamá inició con el drama del abandono dejando a mi papá y a mi. Luego se lo pego a  el que también se fue a perseguir su estúpido sueño, solo era una maldita niña que necesitaba de ellos pero no les importo una mierda eso.

Por lo menos mi abuela tuvo los ovarios bien puestos para criarme hasta que su salud empeoro tanto que prácticamente la ví agonizar, nunca entendí cuando ella no volvió del hospital. Siempre espere que vuelva a darme ese amor tan incondicional que me hacía sentir amada, pero eso jamás paso y en cambio las autoridades me arrastraron a esa casa polvorienta y horrible, que tenía a mi supuesta tía como  la manda más de mi vida. Juro que sigo con ese sentimiento de rechazo para con ella y su esposo con cara de pervertido, el cual me repudia.
Lo único bueno que puedo sacar de aquí son mis tres pequeños primos de 6, 10 y 2 años de edad. Me quieren tanto que me hacen más llevadero el estar aquí.

- ¡¡¡Kalea despierta!!! - los gritos de la mujer que tiene mi tutela empezaron a resonar por la casa.

Me levanté de la cama, aunque ya estaba despierta aun no quería salir. Mi vida apesta al menos cuando estoy dentro de aquí.

- ya estoy lista - grite terminando de vestirme a toda velocidad, en cuanto pude sali agarrando del cuartito de limpieza todo lo que necesitaba para comenzar con mi esclavitud.

- kaluuuuu - gritan al verme los tres pequeños monstruos que me derriten el corazón.

- Hola mis niños, pórtense bien en la escuela - dije dándoles un abrazo fuerte.

- ya basta que distraen a Kalea de sus tareas - les advirtió la bruta maloliente de su mamá.

- por favor hace todo en silencio no quiero que lo despiertes - vuelve a hablar mirándome con un cierto miedo.

- ya lo sé tía - solté y salieron por la puerta principal, se que su esposo no la trata bien Y que le teme demasiado. Bueno en realidad todos lo hacemos y no me gusta para nada estar aquí sola en la casa, por eso me voy a apurar a hacer todo rápido.

Después de media hora ya había terminado y guardado todo, corrí a mi habitacion y cerre la puerta con llave para entrar a bañarme con seguridad.

- !Hola! - respondí la llamada que apareció en la pantalla de mi celular mientras me ponía los zapatos - ¿Cómo está mi Cenicienta favorita? - grita del otro lado Maite mi mejor amiga - no me digas así apestosa - me defendí y enseguida se escuchó sus carcajadas - ay amiga sabes que te amooo - sigue con su gritería - no te tomaste la pastilla hoy ¿Verdad? - dije entre risas - así soy soporta mi ciela..¿Cuál de los dos bombones te pasa a buscar? - suelta divertida, por mi disputa amorosa - Ligo - conteste en un suspiro mientras salía de mi habitación, porque no quiero hacer esperar a mi amigo - uhu no hagas esperar al señor gruñón - soltó riendo y me despedí de ella cuando recibí el mensaje de Ligorio diciendo que está afuera.

- creo que esa nueva pollera es muy corta, podrías haberte puesto el pantalón - dijo  recorriendo me con esos ojos azules tan frios - Hola Kalea!..¿Cómo estás?.. bien gracias Ligo - monologue molesta, siempre tiene que cuestionar de qué forma me tiene que quedar el uniforme y juro que me dan ganas de gritarle y golpearlo por eso, pero lo que en realidad me hace sentir es vergüenza de mi cuerpo gordo - eres un idiota a veces - dije en voz baja mientras subía a su auto - si puede ser, pero desde aqui puedo ver tu culo  y de ninguna manera voy a permitir que te vean así - respondió frunciendo el ceño - ¿Que tiene de malo?...se que no es como el culo de las chicas que te gustan, pero está bien para mí y no se ve nada  - conteste más enojada que antes - no me importa lo que pienses, no es propio que muestres así tu cuerpo - comenta sin expresión alguna aunque por un segundo se notó enojo en sus ojos, pero  acaba de romper mi autoestima junto con mi corazón, me quedé callada sin poder decir nada mas sabiendo que le doy asco - ¿Que ocurre? - pregunto después de unos minutos largos en silencio - nada - susurre lo suficientemente alto para que escuchará - okey, haré una parada antes de la escuela - dijo tratando de buscar  mis  ojos pero no quise mirarlo - si te ofendido de alguna manera, lo sient.... - continúo hablando y lo interrumpi - no me interesa nada de lo que dices, así que como me podrías  ofender  - dije sarcástica y el no respondió ni hizo ninguna mueca en su rostro, obviamente porque su estúpida seriedad se lo prohíbe.

- Hola buen días chicos - saludo la empleada del aseo de la casa de Ligo - hola buen día - devolvimos el saludo los dos al mismo tiempo, caminamos hacia su habitación - toma ponte este - me tiró un pantalón azúl que saco de su ropero - no me podré esto - dije lanzándose lo de vuelta - si lo harás Kalea - advirtió con su maldito ceño fruncido - no lo haré y ya deja de insistir - conteste fruncido el ceño también - bueno entonces te lo pondré yo, si no me dejas opción - dijo agarrando el pantalón en sus manos y acercándose a mi con paso firme, juro que se me cortó la respiración en este preciso momento. No me muevo solo miro hacia  dónde se dirigen sus manos cuando ya puedo oler su perfume - no te atre... - susurré con la voz entre cortada por la sensación rara que tenía en todo mi cuerpo - entonces tienes ganas de verme matar a alguien, que quiera pasarse de listo contigo - susurro rozando sus dedos por mis muslos gordos, ¿Esto es real o estoy soñando? No, si estoy despierta creo. Bueno tendría que responder ¿Verdad? Pero que mierda puedo decir si mi piel entera está erizada por sus malditas caricias - Hijo porque aún no has salido a buscar a kalea - interrumpió la mujer que le dió la vida, y salte alejándome de el con brusquedad. Ligo aún tenía su mirada fija en mi sin ni siquiera mirar a su mamá que estaba entre divertida y sorprendida con lo escena que acaba de ver - mamá puedes tocar la puerta antes de entrar - comento desviando sus ojos hacia ella por fin - pido disculpas bebe, no volverá a pasar - contesta  despreocupadamente mientras caminaba hacia mi - Hola hermosa, siempre es lindo verte. Ya sabes que el vivir aquí todavía sigue en pie, no tiene fecha de caducidad - me saluda con un abrazo fuerte - Hola Federica, lo sé y no quiero abusar ya estoy  agradecida por todo lo que hacen por mi. Que es más que suficiente - Dije mientras seguía entre sus cálidos brazos - no quiero ser imprudente metiéndome en su linda conversación, pero tú y yo tenemos que ir a la escuela así que cámbiate. Te espero abajo   - hablo como nervioso  Ligo y salió de la habitación - aún no entiendo cómo puedes soportar al mandon de mi hijo - soltó divertida Fede mientras caminaba hacia la puerta - todavia no tengo respuesta para eso - comente igual de divertida, una vez que se fue me puse el maldito pantalón y salí de su lujosa casa.

Los Dos O Nada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora