Sesshomaru tuvo que esperar por muchos años desde que dejo a Rin en el pueblo. Sabía que Inuyasha y su grupo de humanos podrían protegerla y hasta entonces habían hecho un trabajo decente, en él que no tuvo que estar vigilando por su bienestar todo el tiempo, aunque cada que ella se apartaba de la aldea para caminar en el bosque, siempre estuvo justo detrás. La anciana Kaede le prohibió visitar a Rin demasiado seguido porque decía que al ser joven su decisión sería influenciada, aunque procuraba llevarle obsequios de vez en cuando para permanecer en su memoria.
Ahora que ella tenía dieciocho años, al parecer de la sacerdotisa tenía la edad suficiente para tomar aquella decisión que cambiaria su vida para siempre, Rin escogería entre el mundo de los humanos o el de los demonios.
Al llegar a la aldea Kaede lo recibió junto con Inuyasha, los dos parecían bastante nerviosos, pero Sesshomaru decidió ignorarlos a ambos y buscar el aroma de Rin, la cual estaba dentro de la casa de la anciana.
—Espera Sesshomaru —Inuyasha estiró la mano para detenerlo, pero su hermano lo esquivo con facilidad.
—No tengo tiempo para un hibrido como tu, debo ir con Rin.
—Es por eso que debes hablarme, tu también debes saber lo que significa una vida con una humana.
Sesshomaru sabía muy bien lo que aquello implicaba, había visto muchas parejas de humanos y demonios, incluyendo a su propio padre que murió por proteger a Inuyasha y su madre humana. Pero también sabía que él ya estaba dispuesto a cometer el mismo sacrificio para mantener a Rin a salvo; tras esperar por tanto tiempo por fin comprendía el amor que su padre tuvo por los humanos y aunque Sesshomaru no pensaba igual ya que solo le interesaba mantenerla a salvo a ella y tal vez de ser necesario a los humanos que la habían cuidado en su lugar, pero eso solo porque no quería verla llorar.
Por supuesto que él no se había enamorado de una niña, pero desde que la trajo de vuelta a la vida por primera vez, sintió curiosidad de porque ella no le temía y por su sonrisa llena de inocencia, al viajar se convirtió en el protector de aquella sonrisa y algo similar al cariño surgió en su corazón. Supo lo que era el verdadero sufrimiento cuando la vio morir en el inframundo y un enorme alivio cuando su madre le regreso a su tesoro.
Dejarla en la aldea fue una buena decisión a la larga porque cientos de demonios lo atacaron y no hubiera sido capaz de protegerla adecuadamente. Por eso cada vez que iba a visitarla, ver su sonrisa y verla crecer hizo que su frío corazón terminara de derretirse y antes de que se diera cuenta la niña que conoció ya no existía y ahora era una joven mujer que mantenía esa enorme sonrisa cuando él descendía del cielo, ya fuera que llevara algún regalo o solo fuera a verla por un momento.
Ahora que el día había llegado le resultaba difícil imaginar que Rin pudiera decirle que no a pasar su vida juntos.
—Yo sé lo que significa, por eso estoy aquí —sin dejar hablar de nuevo a su hermano Sesshomaru entro a la cabaña y vio a Rin dándole la espalda, pero pudo oler su nerviosismo por todo el lugar.
—Rin —por algún motivo su nombre sonaba diferente aquella noche, la joven se giro para ver a su tan amado amo Sesshomaru en la puerta y su corazón estalló como un tambor, no tenía dudas sobre su decisión y ella estuvo esperando por días que él volviera para hacérsela saber; ahora mismo se sentía algo ridícula porque su aspecto era bastante desastroso, no pudo limpiarse el barro de la ropa ni cepillar su cabello adecuadamente.
—Bienvenido señor Sesshomaru —su voz era temblorosa y se puso de pie, aunque él era más alto que ella, estar de pie le daba más seguridad.
—He venido a buscar tu respuesta.
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SessRin Fanfic
FanfictionFanfic que escribí hace años pero nunca tuve la oportunidad de compartir