Mi último deseo.. Flor morada.

1. Traición

- hola, mi nombre es Jenni. No hace falta decir nada más. Los datos lo tiene usted.

El consultorio estaba totalmente en silencio, la psicóloga estaba leyendo mi historial mientras estaba haciendo ese ruido tan molesto con su lapicero, cada que leía un párrafo, solía mirarme de reojo para saber si estaba nerviosa o algo.
Los minutos pasaron ella sólo soltó un suspiro y me dijo :

- Tienes un historial muy largo, has pasado por 6 psicólogos diferentes, así que ya sabes todas las preguntas.

Me recosté sobre la silla incómoda del consultorio y comencé a contar la misma y aburrida historia que aún me sigue atormentando.

- 6 años de relación. Era mi primera relación, arriesgué todo por ese hombre. Pero en nuestro sexto aniversario, lo echó todo a perder. Sé que no es la gran cosa como para llorar y dejar que mi vida se pierda con tan sólo 25 años. Pero esas imágenes no salen de mi mente, y cada vez se vuelven más intensas.

- ¿A qué te refieres con intentas? - preguntó la psicóloga Martha.

Me acomodé en la silla y me acerqué a la psicóloga mientras ella tomaba apuntes, ella notó mi presencia y sólo levantó la mirada.

- ¿Ve estas ojeras?, son de no dormir nada en mucho tiempo, ¿Nota mi rostro sudado y mis ojos hinchados?..

- No hace mucho calor cómo para que sude de esa manera. - respondió alejándose

- Son de llorar debajo de mi capucha, y no sólo fue por ese imbécil. Fue por esas imágenes que las veo hasta en mis intentos de sueño frustrados. En cada droga, en cada trago, y en cada intento de relajo.

- Entiendo - terminó de apuntar mientras yo me apartaba y sólo guardó mi historia en un folder rojo que tenía de portada la palabra "peligro" - Eso sería todo por..

- ¿Me considera peligrosa?, ¿Acaso cree que estoy loca?- ví cómo la psicóloga trataba de explicarme el porque me había puesto en ese folder, pero no podía escucharla, mis oídos comenzaron a taparse y sólo escuchaba un pitido, mi vista comenzó a oscurecer, mientras me llenaba de rabia. - ¡NO ESTOY LOCA!..

No recuerdo lo que pasó después, desperté hospitalizada y como siempre, nadie vino a verme. Giré mi cabeza para ver a mi alrededor y sólo miré a una chica con cabello corto y pelinegra que estaba en las mismas circunstancias.

- ya despertaste. - dijo aquella chica que se sentó en su camilla mientras me miraba - ví cómo te trajeron.

Sólo me quedé callada y miré el techo intentando recordar, ahora nievas imágenes estaban en mi mente.

- ¿Sabes que esto es un internado para personas con problemas mentales como nosotras?, ahora no podrás salir a menos que vengan por ti.

- Me da igual. - dije sin siquiera mirarla y sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas - a nadie le importo. Al menos tendré un lugar en dónde vivir, ya no voy a estar como vagabunda.

- Que triste, a mí me echaron de casa y me internaron por un pequeño inconveniente - dijo mientras miraba a la ventana.

- ¿Cuál inconveniente?- pregunté  mientras miraba a la pelinegra acercarse a la ventana y ver el paisaje que ese internado tenía. - si es que puedo saber, claro.

La chica suspiró y habló mientras colocaba una mano sobre su pecho, en ese lugar en dónde se encontraba el corazón.

- Nunca estoy sola. Siempre tengo a alguien detrás mío observando, nadie las veo, sólo yo. Cada vez me vuelvo más paranoica y termino haciendo daño a las personas con mis palabras. Y herí a la persona que más quería en el mundo, mi único hermano. Mis palabras no sólo lo dañaron emocionalmente. Mis palabras lo llevaron a la muerte.

La historia que contó esa chica, sólo hizo que suelte esa lágrima que estaba conteniendo.

Una de las enfermeras ingresó a la habitación y llevó a la pelinegra de nuevo a su camilla - ven aquí, Amy, veo que ya conociste a tu compañera.- dijo con una sonrisa de oreja a oreja mientras miraba a la chica que volvía a echarla en la camilla. Seguido de eso, le dió unas pastillas para que pueda relajarse.

Eso sólo fue el inicio de algo que nunca pensé que pasaría. Yo sólo esperaba poder mejorarme.

             
Mi último deseo, Flor morada..