•Dulse sueños•

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Ahí estaba ella, en un banco de la escuela, tan cansada que no podría prestar atención a la explicación de la profesora, quizás por las noches en vela reprobaría otro examen.
Lucha por mantenerse con los ojos abiertos, pero poco a poco la vista se le va haciendo borrosa y los ojos le pesan cada vez más. Hasta que, un seco golpe en el banco la despertaría de un sobresalto.

-No puede dormir en mí clase señorita- dijo casi gritando la profesora mientras gotas de saliva volaban a la cara de la dormida chica.
-Si esto sigue así voy a tener que citar a sus padres- exclamó.
-Ah, no... Uhg, lo siento, no volverá a suceder- dijo avergonzada.

Tocaba la clase de educación Física, no era buena en los deportes,en los juegos de equipo siempre la elegían de última,o a veces, no la elegían, pues ella era muy delgada para la edad que tenía, solían decirle que era muy pálida, sus ojeras opacaban a sus ojos , los cuales habían perdido su brillo, su cabello azabache, comúnmente despeinado y atado descuidadamente, quizás sea como dice el famoso dicho "Cómo te ven te tratan... Y si te ven mal , te mal tratan". Era algo que ella solía pensar, pero no podía hacer mucho. Con un buzo holgado cubría sus flacos brazos y, a veces, la capucha cubría su cabello.
Se hundió tanto en sus pensamientos que..

-Cuidado!- grito alguien, antes de que le golpeara un balón el la cara.
-Ugh...- se le paralizó la cara por un segundo, pero al abrir los ojos vió a los chicos que le habían lanzando ese balonazo que, hasta parecía que lo habían echo adrede, por cómo reían, solo pudo contener las lágrimas, de lo contrario reirian más fuerte.
Antes de que pudieran decir algo más salió corriendo, se escondió en el baño toda la hora de educación Física hasta que tocará el timbre para irse a su casa, y , quizás , poder descansar.

Al estar en la puerta de su casa oía gritos, seguramente eran sus padres , siempre lo hacían, por un momento dudo, no sabría si habrír la puerta o esperar a que los gritos secen. Cuando en ese momento se abrió la puerta de golpe y ahí estaba, su padre, se asustó, él la miró con sorpresa, seguido de desprecio y enojo a la vez. Al salir de la casa le chocó el hombro, tomo el auto y se fué a quién sabe dónde.

Al querer entrar a su casa vió desde la entrada a su madre arrodillada en el suelo, habían varias cosas rotas y estaba todo tirado. Al ver a su madre corrió hacia ella para ver si se encontraba bien.
-M..mamá!..¿¡estás bien!?- preguntó con gran preocupación la joven.
Al escuchar eso los sollozos de su madre cesaron en seco, como si una fiera estuviera esperando a su presa y esa fuera una cruel trampa en la cual caería.
-tú..- dijo la madre, mientras volteaba lentamente.
-¡Todo esto es culpa tuya!- gritó, seguido de un golpe en su cara que haría que perdiera el equilibrio y caiga al suelo.
-S..si no hubieras nacido, no estaría pasando por esto- por un momento una lágrima rodó por la mejilla de su madre, podía verse quebrada, pero todo eso se convirtió en odio instantáneamente, agarró del cabello a la confundida chica del suelo y la levantó de un tirón, ella ya no sabía que pensar, ya no sabía que hacer, sabía que era inútil llorar o suplicar , si ya sabía lo que venía, solo, quedaba esperar y aguantar toda la ira de su madre.

En el espejo, al ver su reflejo tan demacrado, sintió un nudo en su garganta. Su cabello estaba todo revuelto, la camisa estirada, incluso un nuevo moretón en el ojo, ya era difícil tapar todo con maquillaje, ¿cómo taparía eso? Pensó, tenía el labio inferior partido y sangraba, estaba algo rasguñada y le dolían las costillas. Se lavó la cara, al lavarse el maquillaje de la mañana, se dejaron ver varias cicatrices de arranques de ira anteriores. Agarró unas tijeras del lava manos y como odiaba tanto su cabello azabache, lo cortó, tan corto como pudo, le llegaba hasta la nuca, se veía mejor, pensó en un intento de subir su ánimo, al ver el frasco de pastillas clonazepam, para el insomnio, estúpidamente, tomó más de la cuenta.

Se encontraba parada a los pies de su cama, si es que a un colchón en el piso podía llamarse cama. Sus manos y piernas temblaban, se acostó, deseando tener al menos un dulce sueño, con eso, sus ojos se cerraron finalmente.

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⏰ Última actualización: Feb 10 ⏰

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