Capítulo 40.

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Narrador omnisciente.

"Sachi, Penguin." Llamó una voz femenina, Ikkaku, quien entró a donde se encontraban sus nakamas con la mugiwara.

Al mirar a la pelirroja, la pirata de los corazón colocó un semblante complicado de descifrar. Umiko no entendía qué significó aquello, por lo que simplemente le sonrió y esperó a que siguiera hablando.

"Bepo los está buscando, será mejor que vayan." Tan pronto como terminó de entregar el mensaje, sonrió brevemente a los tres en la habitación y se retiró.

"Ahora está siendo algo seca, pero no te preocupes, Umiko."

Sachi asintió respaldando las palabras de su amigo y agregó. "Para ser honestos, Ikkaku y algunos otros estaban en contra de la alianza. Probablemente aún sigue debatiendo la idea."

"Ya veo, espero poder generar buena confianza en ese caso." Contestó la pelirroja riendo. Tras una mirada rápida a las ventanas a su lado, dirigió la vista a sus contrarios. "¿Puedo quedarme aquí un rato?"

"¡Claro! Seguiremos el recorrido más tarde."

Umiko agradeció aquello y tomó asiento junto a uno de los cristales que parecían lo suficientemente gruesos para no dejar pasar ni una gota de agua. Estaba tan concentrada que no notó cuando el silencio se vio interrumpido por el sonido de pisadas acercándose detrás de la puerta de la habitación. Aún así, cuando esta se abrió ella desvió su mirada al recién llegado.

"Zoro." Saludó ella con una sonrisa.

Caminando hacia ella y tomando asiento a su lado, preguntó. "¿Qué opinas de la tripulación de Law?"

"Se ven muy unidos y en general buenas personas para ser piratas. Según Penguin y Sachi hay quienes no están muy de acuerdo con la alianza, probablemente piensan que no es necesario."

Él asintió de acuerdo. "¿Qué hay de aquellos dos?"

"Agradable compañía." Afirmó Umiko, devolviendo su mirada al mar frente a ellos. "O al menos eso pienso ahora."

"Mmhp."

El sonido de respuesta de parte de su contrario fue su indicación de, aunque renuentemente, girar su mirada hacia él una vez más. "¿Qué? ¿No te agradan?"

"No es eso." Negó con la cabeza, evitando su mirada curiosa. "Solo no los conozco. Necesito estar alerta por si sucede algo."

Ella colocó su mano sobre la pierna de su nakama en un intento de otorgar tranquilidad. Cuando el ojo opuesto la miró por fin, sonrió y habló. "Si sucede algo ya lo solucionaremos en el momento, Zoro. Además, Torao nos necesita más de lo que nosotros lo necesitamos, de una u otra manera nosotros ganaremos."

El espadachín sonrió orgulloso y asintió, colocando su mano encima de la mano que yacía en su pierna. "Tienes razón."

Ambos compartían una de esas miradas que conocían bien. Sabían que estaba durando demasiado, pero al contrario que en otras ocasiones, esta vez no se veía interrumpida por sus labios uniéndose. Solo sonreían.

Ninguno de los dos apartaba la mirada, tratando de descifrar qué era distinto esta vez que les evitaba hacer lo que normalmente hacían, convenciéndose así mismos de que era el lugar.

Umiko sabía lo que veía en él desde que aceptó sus sentimientos. Se detenía a contemplarlo de vez en cuando, cuando él era ignorante a la acción, paseando sus ojos por cada detalle de su rostro y cuerpo, analizando sus ademanes y pequeñas acciones que lo hacían él, que la hacían enamorarse más.

Zoro, por otro lado, no entendía qué estaba sucediendo. Sí, la observaba algunas veces de la manera más disimulada que conocía, pero para él era normal admirar la apariencia de su nakama desde que obtuvo permiso por sus besos de hacerlo. ¿Qué era distinto?

¿Por qué se siente así?

[...]

"Robin." Susurró Zoro, llamando la atención de la arqueóloga, quien estaba sentada cerca del resto de los Mugiwaras.

"¿Sucede algo?" Preguntó en el mismo nivel de voz que el peliverde, mirando a su alrededor para asegurarse de mantener la discreción que parecía buscar.

Zoro llevó su mano a su nuca y frotó su pelo avergonzado. "Sí, necesito que me digas qué tengo. Llamaría a Chopper, pero debe estar ocupado."

Robin asintió y esperó con paciencia a que su contrario continuara, agradeciendo en silencio la confianza que le estaba mostrando el espadachín.

Él mantenía el ceño fruncido y apretaba los labios en una fina línea mientras pensaba. Cuando por fin habló de nuevo, lo hizo en la voz más baja que sus cuerdas vocales le permitían. "Tengo estos síntomas extraños cada que estoy cerca de Umiko, mi corazón se acelera y comienzo a sudar como si estuviera nervioso."

"¿Tu corazón se acelera y sudas de nervios cerca de Umiko?" Repitió ella algo sorprendida. Sí, no era ignorante a los sentimientos obvios de la pelirroja, pero era distinto viniendo de Zoro.

Antes de que pudiera responder, él prosiguió. "Creo que me está poniendo a prueba, son las mismas reacciones que tengo cuando activa su habilidad. Generalmente se ríe, pero ahora cada que sucede parece que ella finge no estar haciendo nada."

Robin, quien se había mantenido en silencio escuchando su explicación, rió levemente. Afortunadamente sin llamar la atención del resto, quienes estaban demasiado distraídos conversando con la otra tripulación. "Podría ser eso, sí, pero tengo otra idea de lo que podría ser. Cuando la ves y sientes eso, ¿sientes que debes acercarte a ella? No para molestar, claro, solo acercarte."

El espadachín asintió confundido a su pregunta.

"¿Quieres estar en su compañía seguido? No lo confundas con disfrutar de la compañía del resto, como Chopper o Franky, ¿quieres tú acercarte a hacerle compañía?"

Roronoa solo asentía ante las preguntas, estando más confundido que con la primera. Harto de que no fuera al punto, frunció el ceño y habló. "Dime qué crees que tengo, maldición."

Robin sonrió y generó una pequeña boca a un lado de Zoro mediante su habilidad, susurrando cerca de él para que la información que diría no fuera escuchada por otros. "Parece ser que tienes sentimientos románticos por Umiko."

"¿Qué?" Cuestionaron Zoro y Franky al unísono.

Ante la tercera voz, tanto la arqueóloga como el espadachín, se giraron sorprendidos al hombre cyborg. "Lo siento, lo siento. Estaba por decirle a Robin que prepararon té, no pude evitar escuchar eso."

Zoro, quien estaba muy ocupado procesando las palabras de su contraria, no logró ocultar el sonrojo que surgió en su rostro. "¿Cómo puedes estar segura de eso?"

"No puedo confirmarlo, depende de ti describir qué clase de sentimientos son." Contestó ella, aceptando la taza de té del cyborg, quien se sentó junto a ellos.

"Bro, ¿nunca has estado enamorado?" Franky habló, no muy extrañado por los sentimientos de su contrario.

Zoro aceptó que Franky ahora era parte de la discusión y respondió. "¿Y qué si nunca lo he estado? Solo es una distracción en mi meta."

"Bueno, tal vez quieras reflexionar sobre eso si se trata de Umiko, es una persona extremadamente considerada con las situaciones a su alrededor."

Ante las palabras del carpintero, el peliverde apretó el puente de su nariz irritado. "Incluso si ese es el caso, ella probablemente no siente lo mismo."

"Es difícil asumir los sentimientos de alguien cuando no distingues los tuyos. Podrías empezar con observar tus interacciones con ella y analizar las pasadas." Robin se levantó de su lugar y se llevó a Franky con ella, dejando la conversación para que su nakama pensara las cosas.

Zoro miró al suelo un momento antes de voltearse hacia quienes recién se iban y hacer un gesto de silencio, recibiendo una sonrisa y un pulgar arriba como respuesta.

TERROR || Roronoa ZoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora