Capítulo 14: Ónix

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Presente.

El taller de Ónix era enorme y estaba lleno de cachivaches e inventos ingeniosos creados por él. Realmente nunca quise aventurarme a su estudio, de hecho rehuía a la mínima pizca de socialización porque el peso de fingir no estar dañada era ingente y yo no quería más cargas, solo quería ser libre. Sin embargo, el desayuno con las chicas me dejó lo suficientemente liviana como para ceder ante la insistencia del Menestral. Mientras curioseo por los inventos pienso que quizás al complacer a Ónix con la visita, éste deje de buscarme.

— ¡Oceánica, viniste! —exclama el chico cuando se percata de mí presencia
— Hola, Ónix...

El Elemental sale a mí encuentro y me mira fascinado, como si yo fuese el mejor invento entre todos los de su taller. Recuerdo a Calix mirándome en el pasado de la misma manera y una punzada se clava en mí corazón, centro mi atención en el lugar y espanto los recuerdos, no es el mejor momento. Cuando mis ojos se hartan de mirar cachivaches y regresan a Ónix, comprendo de inmediato el porqué lo llamaron así. Su piel es oscura al igual que sus ojos y cabello.

— Bienvenida a mí taller —dice con solemnidad
— Gracias, todo se ve muy interesante
— Ven, quiero mostrártelo todo —comenta y me toma de la mano

Ónix habla con pasión sobre todo lo que ha creado, me enseña los mecanismos y me invita a probarlos, le obedezco y hago comentarios, no puedo evitar hacer sugerencias y me animo a hacer yo misma unos ajustes. Él me mira, con los ojos brillantes, verdaderamente es lindo y creo que sería tan fácil para cualquiera quererlo, pero no para mí, creo que jamás podría amar a alguien que no fuera Calix y al darme cuenta de eso, la pesadez regresa a mí, dejo el invento a un lado y me dispongo a despedirme.

— Espera, yo quiero que trabajemos juntos, por eso te invité...
— Lo sé, así que te traje esto —menciono y le ofrezco un cuaderno lleno de diseños y artefactos que creé— Son míos pero tú puedes hacerlos realidad, modificarlos, lo que desees
— No, no me entiendes —dice y señala el estudio— Quiero que trabajemos juntos aquí
— Lo siento, yo trabajo mejor sola —contesto y aprovechando su impresión me escabullo fuera de su taller, él me llama pero lo ignoro, vuelo lejos de allí, a mí hogar y recuerdos, la soledad me espera y la recibo. La odio tanto pero justo ahora me consuela porque sé que todos estarán mejor sin mí.

Crónicas de una ElementalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora