Palermo
Sicilia, ItaliaFrancesca
No me canso de maldecir el día en que esa maldita niña llegó a este mundo. Su existencia es innecesaria, sobrante. No hay otro ser asqueroso en el mundo al que odio tanto como a ella.
Pensé que Saleth había muerto ese día y precisamente por eso he vivido en paz, pero ahora que sé que está viva no puedo pasar un segundo sin ver su asquerosa cara dondequiera que vaya.
La quiero muerta, pero antes tengo que torturarla. Porque de mí no se burla ni Dios, esa cagna debe aprender que se metió con la mujer equivocada. No debió volver del infierno.
— Mi señora — entra a mi oficina uno de mis hombres de confianza, el cual espero que me traiga buenas noticias sobre esa cagna o lo voy a matar. Ya es tiempo de que me den resultados y no más decepciones.
— ¿Y bien? — le pregunto, impaciente.
— Creemos que su presa está escondida en México. No obstante, tenemos indicios de que puede estar en Alaska. Pero no estamos seguro. Es solo una suposición — oír que no están seguros solo hace que mi sangre hierva.
— ¡¿Cómo es posible que todavía no tenga resultados sobre el paradero de esa bastarda, eh?! — elvo la voz y me pongo de pie. Rodeo mi escritorio y pienso en cómo puedo hacer que esa cagna salga de su escondite —. Piensa tú también, inútil.
— Podríamos pedirle ayuda a su hijo, mi señora — me dice y lo miro con seriedad.
— Mi hijo jamás volverá a acercarse a esa maldita cagna, ¿entendido? — le advierto —. Debe haber otra manera que no sea involucrando a mi precioso hijo. Él no puede dejar sus estudios para ayudarme a cazar a esa hija de puta
— Entiendo, mi señora. Perdone mi imprudencia, por favor.
— Por ahora, continúen la búsqueda y no descansen hasta traerme a esa... Solo denme resultados — le ordeno y vuelvo a sentarme.
— Sí, mi señora — se da la vuelta y se marcha.
Echo la cabeza hacia atrás y cierro los ojos. Estoy muy estresada, ya que todo este asunto me tiene los nervios de punta.
— Toc, toc — abro los ojos y veo a mi princesa asomar la cabeza por la puerta —. ¿Está todo bien, mami?
— Sí, hija. Todo está perfecto — miento. Ni ella ni nadie debe saber que estoy buscando a esa escoria. Por lo que finjo mi mejor sonrisa e ignoro el dolor de cabeza que me provoca el no encontrar a esa cagna.
— Estoy aburrida, mami. No tengo nada que hacer, aparte de torturar y mover la mercancía, claro. Pero no es suficiente. Así que no sé, pensé que tal vez... podrías darme permiso de viajar y visitar a un amigo — me dice con ojos de cachorro.
— ¿A un amigo? — inquiero con picardía y ella asiente —. Hija, no crees que es momento de que pongas tus ojos en alguien más, lo digo porque Gabriel te dejó clara su postura. Él te quiere, pero como a una hermana.
— No estoy interesada en él como mi pareja, mami — hace un puchero —. Me gusta pasar tiempo con él, es todo.
— Hadley, hija mía, te conozco muy bien y sé que Gabriel no solo te interesa como amigo. Lo veo en tus ojos, cariño, sé que esperas tener una oportunidad con él algún día.
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Exorbitante Amor © #3 [+21]
RomanceGabriel Beckett es adictivo, astuto e incontrolable. Su temperamento es igual o cercano al de una bestia. Y cualquier persona en el mundo pensaría que es afortunado de tener: Belleza, amor, poder y riqueza. Sin embargo, el amor es uno de los privile...