Capítulo 37

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— ¡Buenos días! pasen, pasen... — Jongsuk los recibió detrás de la puerta con su típico humor efusivo.

Felix solo sonrió de lado con algo de cansancio aún corriéndole por las venas. Hace apenas una semana que su celo había terminado, y esta vez se había tratado de uno fuerte. Aunque no contaba con demasiados recuerdos conscientes, dado que su lobo se había encargado de absolutamente todo, Hyunjin le había comentado más o menos lo sucedido y vaya que no se lo esperaba para nada.

— ¿Cómo están? ¿cómo llevan el tratamiento? — preguntó el beta ya instalado detrás de su escritorio.

Hyunjin suspiró apenas mientras apresaba mejor la mano de Felix. Intentaba tranquilizarse entre diminutas respiraciones para que su lobo no alterara al de su omega, pero realmente le estaba costando. Lo que le había dicho Felix durante el celo no salía de su mente. Les harás daño. En el fondo tenía una leve sospecha, pero no quería hacerse falsas ilusiones. Si permitía que una pizca de esperanza se instalara en su pecho, ya no podría recuperarse si terminaban cayendo.

Sintió a Felix recostar su cabeza sobre su hombro, por lo que giró levemente y besó su sien. El aroma de la vainilla lo relajó tanto como sospechaba que lo haría.

— Hemos tenido un par de complicaciones, pero llevamos las inyecciones al día — tomó la palabra el alfa.

— Siempre a la misma hora y en la misma dosis, ¿recuerdan?

— Sí, doctor, así lo hicimos este tiempo.

— ¡Perfecto!

— ¿Jongsuk? — intervino Felix de repente.

— Dime, Felix.

— Creo que no me he sentido tan bien con el tratamiento como esperábamos.

— Oh... — el beta frunció el ceño antes de tomar su libreta y anotar un par de cosas. Volvió sus ojos a la pareja, sin embargo, esta vez la sonrisa no era completamente genuina — ¿podrías enumerarme tus malestares o las reacciones negativas al tratamiento?

— Uhm... bueno... — la vainilla explotó en la habitación por el nerviosismo, aturdiendo a Hyunjin un poco en el proceso — en primer lugar, he tenido náuseas y malestar generalizado. Luego vinieron los dolores de cabeza y cansancio, seguido de la hinchazón...

— ¿Dónde se alojó la hinchazón puntualmente? — interrumpió seriamente.

— En mi bajo vientre y tobillos. Mis zapatos de entrenamiento ya no me quedan — respondió Felix con un pequeño puchero.

Hyunjin quiso reír de la ternura cuando recordó cómo tuvo que consolar a su omega un día entero porque sus zapatos favoritos ya no le quedaban. Se besaron todo el resto de la noche y al día siguiente fueron por un par nuevo.

Jongsuk frunció el ceño profundamente, algo demasiado raro en sus rasgos carismáticos. Anotó otro par de cosas en un silencio incómodo y luego se puso de pie abruptamente.

— Acompañenme, por favor, me gustaría hacer un par de chequeos.

Hyunjin fue el primero en imitar la posición del beta, tomando la mano de Felix en el proceso y jalandolo gentilmente para que lo siguiera.

Llegaron detrás de dos cortinas a las que nunca habían accedido. Allí, varias máquinas algo extrañas se posicionaban de forma estratégica alrededor de una camilla.

Vieron al médico rociar todo con lo que sería alguna especie de desinfectante, secarlo y extender un plástico transparente sobre la superficie.

— Felix, recuéstate, por favor, y levanta tu playera hasta debajo de tu pecho.

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