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Los señores Kim habían salido, dejando solos en casa a Taehyung y Jungkook, con dieciocho y dieciséis años respectivamente.

Los adolescentes estaban sentados en el sofá de la sala, viendo una película mientras cómodamente se abrazaban, el castaño sosteniendo la cintura del menor, al parecer aquella acción se había vuelto su favorita.

La película avanzaba, y de vez en cuando Jungkook dejaba tiernos besos en las mejillas del mayor, sin apartar la vista del televisor.

---Jungkook...---esperó hasta que el pelinegro le afirmara que lo escuchaba para proseguir---. ¿Ya te he dicho que te amo?

---Me lo dices mucho ---sonrió, sintiendo un cosquilleo en el estómago, ese que muchos llamaban "mariposas"

---¿Encerio? Yo tengo anemia, no recuerdo habértelo dicho.

---No es anemia, es amnesia tonto ---volteó su torso para ver el rostro de Taehyung, sostuvo entre sus manos las mejillas contrarias y las apretó hasta que sus labios se abultaron, lo besó y sonrió nuevamente---. Yo también te amo.

---¿De verdad? ¿Mucho mucho? ---hizo más énfasis en el agarre que mantenía en la cintura del contrario, acercándolo más a su cuerpo.

---Si, mucho mucho ---se deshizo del abrazo por solo unos instantes, tiempo en el que pasó una de sus piernas por encima de las del castaño, quedando así, sentado sobre su regazo.

Taehyung no tardó en volver a sostenerlo, hundiendo su rostro en la curvatura del cuello de Jungkook para repartir besos por toda la zona. Besos que en un principio no pasaban de unos simples piquitos, pero que a medida que avanzó el tiempo y la situación se volvió más acalorada, en esos besos se volvió participe la lengua del castaño, lamía y succionaba toda la piel a su paso, causando que el pelinegro jadeara por lo bajo.

---Ta-Taehyung ---A estas alturas ninguno de los dos prestaba atención a la película, Jungkook, al no querer mantenerse sin hacer nada copió las acciones del mayor, besando su cuello y acariciando su espalda.

---Jungkook...yo, tú, quieres.

---Tengo miedo, no se hacerlo ---responde escondiendo su rostro rojo por la vergüenza.

---Y-yo tampoco, pero podemos aprender juntos ---sostuvo su mano para ayudar a que se relajara---. ¿Me permites ser tu primera vez?

---S-sí, hazme...hazme.

---¿El amor? ---El otro asintió estando sumamente avergonzado de la situación ---. Eres muy bonito Kook.

---Ya basta, vas a hacer que me sonroje aún más ---Ni un solo segundo apartó la mirada del mayor, el castaño lo recostó sobre el sofá con suma delicadeza, mirándolo fijamente a los ojos, como si solo existieran ellos dos en ese preciso momento.

Taehyung un poco inseguro llevó sus manos al borde de la camisa del pelinegro, levantándola lentamente mientras observaba con fascinación la hermosa piel del contrario.

Y así, mientras en la televisión se reproducía una película española de mala calidad, ellos se entregaban mutuamente, la ropa desapareció, y con ella se fue la vergüenza.

Jungkook temblaba ante cada toque, cada beso y cada caricia. Ambos podrían jurar que nunca antes habían sentido un placer similar al que experimentaban ahora, sintiendo el calor de sus pieles expuestas rozando entre sí, los jadeos, los chasquidos, la lujuria que sus cuerpos y almas desprendían.

Y fue entonces cuando escuchó que llamaban su nombre...

---¡Jungkook! ¡Despierta maldición! ---No había terminado de decir la frase y ya había vaciado toda el agua que traía en su vaso sobre la cara del pelinegro---. ¡Llevo cinco minutos llamándote!

I Hate Loving You (Vkook) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora