El Último Tren A Casa - MLP:FIM

- La Monotonia en la Rutina -

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Nota de autor: ¡Hola a todos! Espero que lo disfruten, comenten también. Los estaré leyendo.

Gossip significa chisme por si las dudas.

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- Acto II, Escenario V -

Es interesante la rapidez con la que uno cae en la rutina, en patrones que son a la vez familiares y novedosos, tácitamente establecidos como lo están la mayoría de las cosas.

Nunca esperé que me invitarás café por las mañanas, pero siempre lo hacías.

Nunca esperaste que te invitará un té por la noche, pero siempre lo hacía.

Tantas cosas comienzan en silencio, ¿te has dado cuenta? O, mejor dicho, no tanto en silencio sino... hay una palabra para ello... ¿desapercibido? Eso no era lo que buscaba, pero no se me ocurre nada más. Oh, bien.

De todos modos...

¿De qué estaba hablando?

Te compraba té y tú me comprabas café. Dormíamos en el vagón 3-C por las mañanas y cotilleábamos en el vagón 2-A por las noches. Casi nunca te sentabas a mi lado.

Me leías un cuento. El sol aún no salía y te sentabas en la derecha de tu asiento, usando la tenue luz del carruaje para leer tu libro. Mientras yo permitía que mi mejilla se familiarizara íntimamente con la fría ventana, a veces miraba el paisaje. Otras, cerraba los ojos e imaginaba tu historia en mi cabeza. Sobre todo, dormía.

—Fue esta aparente seriedad lo que la hizo aún más desconcertante.  —leíste en voz alta con tu encantadora voz, las palabras entrando y saliendo sin problemas de los fragmentos de mi conciencia adormecida. Tu tono era severo, como si el destino mismo de Equestria dependiera de tu capacidad para contar una historia. —Lo que ella estaba diciendo era extremadamente imposible. Tonto e infantil. ¿Princesas que provienen de reinos imaginarios? Cuentos de hadas, todos ellos, y sin embargo... y sin embargo, cuando hablaba, su tono era mesurado. La racionalidad tiñó todo su carácter y...

Te detuviste.

Sabía lo que vendría, así que hablé antes de que tú pudieras.

—Si planeas regañarme por quedarme dormida, te haré saber que estabas perdiendo el aliento, Twilight. —dije, reprimiendo un bostezo. —He estado siguiendo tu ritmo. Ahora continúa con la historia, por favor.

Tarareaste y escuché pasar las páginas.
—Uhm... ¿Dónde estaba? ¡Oh! —te aclaraste la garganta y yo acaricié la ventana, agradeciendo con gratitud más minutos de sueño. O eso pensé, hasta que volviste a hablar. —Pero, antes de hacerlo...

Y dicho esto, me dije a mí misma que valía la pena intentarlo.

¡Sí, sí! ¡Te reíste! ¡Fuiste cruel, Twilight!
¡Cruel, cruel, cruel!

—¿Hmm? —pregunté, siguiendo un juego en el que ya había perdido.

—Entoncesssss. —dijiste, tratando de sonar adorablemente inocente, ¡lo cual imagino que era difícil cuando eras solo una de esas cosas! —¿Cómo se llamaba el viajero?