Un mundo de caos y problemas, donde el Dr. Byron creó una gema poderosa encontrada en una mina alejada del Starr Park. Gema la cual desató un caos terrible en todo el lugar, reprimiendo y dando pánico en las calles. No se sabía exactamente qué hacía...
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Fang.
Íbamos caminando por aquellos pasillos tan largos de las vías del tren, del otro lado de aquel extenso túnel, empezó a oler a desagradable... parecían ser desechos o aguas negras. Eso era extraño... ¿realmente nos dirigimos hacia la tierra de los caramelos?...
Giré a ver cómo estaba Edgar, quise sacarle un poco de plática para que el camino no fuese muy largo. Tenía que contarle exactamente lo que había hablado con Buster, sentía que debía hacerlo. Llamé su atención tocando su hombro, él se dirigió hacia mi con una sonrisa leve.
Edgar: ¿Fang?... ¿todo bien? — Pude notar como él se veía preocupado, estos días ha estado muy atento.
Fang: Tengo que contarte algo, Edgar... no es malo, descuida. — Me puse nervioso, es una persona un poco difícil de que se moleste. Pero tomé valor y le conté — Me enteré que le gusto a Buster, cuando tuve que confrontarlo lo rechacé y la verdad necesitaba decirte para sacar este peso de mi.
Edgar: ... — No dijo nada, ví como me miró más confundido que yo a él — Fang, entiendo eso... ya sospechaba eso de él, es muy unido a ti. Tenía que pasar algún día.
No lo ví molesto, me disculpé por no decirle en el momento y ocultarlo hasta ahora, me entendió y dijo que me ayudaría a olvidar aquella mala experiencia. Me dio un cálido abrazo y seguimos caminando tras ellos.
. . . . . . .
La entrada a la tierra de los caramelos realmente era muy... aterradora. Todo lo que solía ser, ya no era para ese entonces. Las montañas de caramelo y lagos claros habían desaparecido por completo.
Antes de aquel gran castillo que ahora estaba en ruinas... había un bosque dulce, donde los frutos eran dulces y los lagos eran muy claros.
Ahora el lugar era aterrador, los mismos lagos se transformaron en aguas pantanosas de color oscuro con lodo adentro. Los árboles secos y marchitos en su totalidad, eran muy delgados y feos. No tenían ni una sola hoja. En realidad este lugar me recordaba a donde vivía Mortis... no pareció importarle a Lawrie, quien por supuesto, siguió adelante.
[...]
A lo lejos oímos unos cuantos pasos, parecían ser pesados, parecían ramas tocando superficies rocosas. Pero húmedas al mismo tiempo. Era como si una rama diera un paso sobre lodo fresco y suave... eso puso nerviosos a todos. Nos escondimos detrás de un tronco caído que se encontraba situado en aquel pantano.
Los pasos parecían dirigirse hacia nuestras voces, callamos instantáneamente. Asomé mi cabeza fuera del tronco y observé a...
