꒰★+꒱𝐃𝐀𝐑𝐊 𝐒𝐎𝐔𝐋*ੈ✩‧₊˚
𝐋𝐔𝐂𝐈𝐅𝐄𝐑 𝐀𝐏𝐑𝐄𝐓𝐀𝐁𝐀 𝐂𝐎𝐍 𝐅𝐔𝐄𝐑𝐙𝐀 las sábanas contra su rostro. Su grito, ahogado por la rojiza tela, se convirtió en un rugido silencioso que resonaba en su pecho. Las garras, afiladas como cuchillas, se hundían en el colchón, rasgándolo y desgarrando la espuma como si fuera papel.
Los músculos de su espalda se tensaron, como si estuviera a punto de estallar. Un sudor frío le brotaba de la frente, deslizándose por su rostro y mezclándose con las lágrimas que surcaban sus mejillas, un torrente salado que reflejaba la mezcla de placer y dolor que lo consumía.
No importaba cuantas veces se la metiera Ethan, nunca se lograba acostumbrar al tamaño, pero estaba tan necesitado que ni siquiera pensó en el dolor.
—Más, más, por favor... Ethan... ¡Necesito más!—Suplicaba entre jadeos y sollozos, su mirada nublada por la bruma del deseo y la rendición. Sus palabras se perdían en un hilo de voz, apenas un susurro ahogado por la pasión que la consumía.
La placentera cara del ángel caído, era un lujo que Ethan se encargaría de recordar muy bien. Su polla entraba y salía del culo de Lucifer tan rápido y profundo como podía.
Cambio de posición, sintiendo como las afiladas garras del rubio se clavaban en su espalda como cuchillas y un ardor abrasador que le laceraba la piel como un demonio. Pero, su mente se nublaba con la intensidad del placer, y solo podía enfocarse en complacer al rubio
Los altos gemidos de Lucifer resonaban en el aire, cargados de una mezcla de placer y agonía. Su voz, áspera y ronca, imploraba por Ethan, exigiéndole que fuera más rápido. El albino, con manos firmes, se aferraba a las caderas de Lucifer, intensificando las embestidas con sus garras clavadas en la cadera del rubio.
La sangre dorada brotaba de la cadera de Lucifer, mezclándose con el sudor en un cuadro sensual y macabro. Los ojos de Ethan brillaban con una intensidad salvaje mientras observaba la reacción de su amante, un baile de dolor y placer que lo sumía en la locura.