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1251 palabras

El campo de entrenamiento estaba envuelto en la penumbra de la madrugada cuando Emma llegó a las 5 de la mañana. El aire fresco resonaba con el sonido de los pájaros que despertaban y los primeros rayos de luz asomaban en el horizonte. La tensión en el ambiente era palpable, ya que hoy entrenaría junto al Capitán Levi Ackerman, una experiencia que la tenía nerviosa y emocionada al mismo tiempo.

Levi, siempre puntual y serio, ya estaba allí, esperándola con una expresión imperturbable. Emma se acercó, notando la mirada escrutadora del capitán sobre ella. Saludó con un asentimiento, consciente de la carga de responsabilidad que llevaba sobre sus hombros.

-Vamos a empezar-, dijo Levi con su tono autoritario característico, indicándole que se preparara para el entrenamiento.

A medida que avanzaban en los ejercicios, la tensión entre ellos aumentaba. Levi era un instructor exigente, y Emma estaba decidida a demostrar su valía. Sin embargo, cada corrección de Levi, cada mirada intensa, provocaba un cosquilleo en la piel de la pelirroja

El sol apenas comenzaba a teñir el cielo con tonalidades cálidas cuando Emma y Levi se adentraron en la fase de combate cuerpo a cuerpo en el campo de entrenamiento. La hierba húmeda por el rocío de la mañana proporcionaba una superficie resbaladiza que añadía un desafío adicional a su entrenamiento. La tensión en el aire era palpable, pero también estaba teñida de una extraña electricidad.

Levi, con su destreza incomparable, inició el primer movimiento. Se movía con una agilidad felina, anticipando cada uno de los movimientos de Emma. Su enfoque estaba en la técnica, en la precisión y la velocidad. Emma, por su parte, estaba decidida a demostrar su valía y seguía cada uno de los movimientos de Levi con una mezcla de concentración y determinación.

Cada bloqueo, cada esquiva, era ejecutado con gracia y eficiencia. Levi demostraba su habilidad táctica, anticipando los movimientos de Emma antes de que ella misma los realizara. Sin embargo, en lugar de desanimarla, esto avivaba el fuego de la determinación de Emma.

En un momento, sus cuerpos se encontraron en un rápido enfrentamiento. La mano de Emma buscó la muñeca de Levi en un intento de desarmarlo, pero él se anticipó, girando hábilmente y atrapando su brazo en un bloqueo firme. El contacto cercano entre ellos desató una corriente eléctrica que ninguno de los dos no pudo ignorar. 

A medida que continuaban, Emma notó una danza extraña en sus movimientos, una especie de coreografía entre oponentes que iba más allá de la simple técnica. Levi, aunque serio y enfocado en el entrenamiento, mostraba una destreza que iba más allá de lo físico. Cada movimiento, cada contacto, parecía comunicar algo más profundo.

La hierba húmeda crujía bajo sus pies mientras se desplazaban con agilidad. En un momento de particular proximidad, sus cuerpos se encontraron de manera tan cercana que podían sentir la respiración agitada del otro. Un instante en el que la línea entre el combate y la conexión emocional se volvía borrosa. En un momento en el que el azabache, en un gesto instintivo, ajustó la posición de Emma para evitar que resbalara. La conexión física entre ellos se volvió más que una simple competencia, convirtiéndose en una danza sincronizada de movimientos y emociones.

Al final del combate, ambos estaban respirando agitadamente. Levi miró a Emma con una expresión que iba más allá de la evaluación técnica. Había algo en la manera en que la miraba que sugería un reconocimiento no solo de su habilidad, sino también de la conexión especial que se había forjado durante ese enfrentamiento. Aunque el entrenamiento había concluido, la tensión  que se había insinuado durante esos movimientos técnicos aún flotaba en el aire, dejando una pregunta silenciosa sobre lo que podría desarrollarse entre Levi Ackerman y Emma en los días por venir.

Poco después Levi con una idea que llevaba rondando en su mente varios días habló: -Oi, mocosa, gruñó Levi, utilizando su habitual tono áspero pero sin ocultar la chispa de respeto que tenía hacia la joven soldado. Emma alzó la mirada, encontrándose con la intensa expresión del capitán. 

-Capitán-, respondió con respeto, aunque no pudo evitar notar la peculiaridad en su tono.Levi, sin rodeos, se unió a ella, observando detenidamente el equipo de maniobras tridimensionales. 

-He estado pensando-, comenzó, -que podríamos hacer algunos ajustes en los movimientos que usamos. Mejorar la sincronización-.

Emma asintió, intrigada por la sugerencia. -¿Ajustes, Capitán?-

Levi no respondió de inmediato, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras. -No es suficiente simplemente ser fuertes individualmente. Necesitamos una coordinación perfecta para enfrentar amenazas fuera de las murallas. Ya sabes, para no ser atrapados con la guardia baja-.Emma captó la indirecta, la sugerencia de que juntos podrían ser más fuertes como equipo.

-Entiendo, Capitán. La coordinación es clave-. finalmente respondió la joven

-Mañana temprano a la misma hora, no llegues tarde mocosa-, sugirió Levi, mirándola fijamente.

Emma sonrió, captando la dualidad en las palabras de Levi. -Estaré lista, Capitán. Será un desafío interesante-. La muchacha sonrió al capitán quién se dio la vuelta para ocultar el sonrojo en sus mejilla.

-¿Vienes a desayunar o te quedarás allí parada para siempre?- Emma río y procedió a seguir al azabache.

***

El cuartel estaba sumido en el bullicio matutino cuando Levi y Emma entraron juntos en la sala de desayunos. Al principio, la escena pasó desapercibida para la mayoría, ya que Levi era conocido por su actitud reservada y por no ser el tipo de persona que mostrara públicamente sus relaciones personales. Sin embargo, conforme el par se acercaba a la mesa, los murmullos y las miradas curiosas comenzaron a extenderse.

Levi, imperturbable como siempre, llevaba su habitual expresión seria, pero algunos observadores agudos notaron un destello diferente en sus ojos cuando miraba a Emma. Por otro lado, la muchacha caminaba a su lado con un nerviosismo demasiado presente, consciente de las miradas que se posaban sobre ellos. Entre las personas que notaron la llegada conjunta de Levi y Emma estaba Petra. Sus ojos se estrecharon ligeramente al verlos juntos, y un sentimiento de celos se apoderó de ella. 

Durante el desayuno, la peli naranja no pudo evitar sentir una creciente incomodidad mientras observaba cómo Levi y Emma compartían una conversación animada, más por parte de la muchacha que del azabache quién solo asentía o seguía la conversación, pero se podía apreciar la cercanía de ambos e incluso podían observar como Levi se sentía incluso cómodo con la presencia de la muchacha. 

Decidida a no permitir que sus emociones se apoderaran de ella, Petra intentó unirse a la conversación, pero su intento de integrarse fue recibido con miradas de sorpresa por parte de los demás y una breve pausa incómoda en la charla.

En un momento sutil, Petra aprovechó una distracción momentánea para intervenir y sugerir una tarea adicional para Emma, alejándola del grupo. -Emma, ¿podrías ayudarme con a lavar mi ropa, no he podido apenas hacerlo con la expedición- la pelirroja, sin percibir completamente la tensión en el ambiente, asintió amablemente y siguió a Petra fuera de la sala de desayunos. Mientras caminaban, ambas mantenían una conversación animada.

Levi notó la ausencia momentánea de Emma y frunció el ceño levemente. Aunque no era ajeno a las tensiones entre sus subordinadas, prefirió no abordar el tema en ese momento. En cambio, decidió continuar con la conversación general y mantener el enfoque en las tareas del día. La dinámica entre Levi, Emma y Petra creó una tensión palpable en el cuartel, y la melodía de fondo que solía acompañar sus días parecía cambiar sutilmente, adaptándose a las nuevas complejidades emocionales que se desarrollaban entre los miembros del Cuerpo de Exploración.





MIDNIGHT RAIN. LEVI ACKERMANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora