Capítulo 7

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Ella era un sol
Yo era su luna
Ella era luz
Yo era oscuridad
Ella era social
Yo era soledad
Ella era como la estrella que iluminaba el cielo en la oscuridad
Y como siempre tiene que llegar un man, al cual ella tendría que amar
Ella era suya

Y
Yo era de ella

Merlina puso aquel poema en una carpeta, aquella carpeta tenía el nombre de Enid grabado en ella, ahí se encontraban a salvo todos los poemas en los que la primogénita de los locos Addams expresaba sus sentimientos por aquella chica rubia de ojos azules.

Cualquiera que leyera el contenido de la carpeta sabría que: Addams está perdidamente enamorada de alguien que no la corresponde.

Las noches eran amargas, únicamente consumiendose una vez más en su soledad. Se supone que todo iba de acuerdo a lo que tenía planeado: vivir toda su vida en soledad, sin embargo, los pensamientos de aquella hermosa pelinegra estaban sumidos en la alfa de la cual se enamoró.

Decidió salir un momento a caminar, sola, sin una idea clara a dónde ir, sin un rumbo fijo, simplemente quería salir de las cuatro paredes de su casa, dónde los únicos pensamientos que tenía era acorde y sobre: Enid Sinclair.

- Eres inútil ¡No puedes hacer nada bien! - gritó Ajax mientras golpeaba con fuertes cachetadas el rostro de su esposa. Enid se había olvidado de ir a hacer la compra del mes y al decirle eso a Petropolus, este se puso como loco.

Las lágrimas de Enid caían una tras otra sin parar, estaba exhausta, se había cansado de la situación, pero amaba a Ajax y ese amor la cegaba.

Nuevamente se escapó, escapó del infierno que era su casa, pero sabía que tarde o temprano iba a tener que volver a esta, pues estaba lloviendo a cántaros y ni siquiera había cogido un paraguas como para protegerse de la lluvia, aunque a ella sinceramente no le importaba, estaba sumida en sus pensamientos y en su dolor. Las palabras que Merlina le dijo el día que de casualidad se encontraron la dejaron pensando, pero no quería que Addams se metería en sus problemas.

Sumida en su dolor y con la cabeza baja no podía ver hacia adelante, solo veía el suelo en el que caían repetidas gotas de lluvia, hasta que chocó con alguien.

- ¡Ve por dónde vas, estúpida! - dijo el chico, quien por el choque que tuvo con Enid, se encontraba tirado en el suelo.

- Pe-perdón - se disculpó la rubia, extendiendole la mano para ayudarle.

- No necesito tu ayuda, ya hiciste suficiente - apartó la mano de la rubia y se levantó él sólo.

- ¿No eres suficientemente grande como para hacer rabietas? - se escuchó una voz fría y seria, voz que Enid conocía a la perfección.

- Genial, ahora apareció la defensora de la humanidad - dijo el chico con sarcasmo

- Te doy tres segundos para desaparecer de mi vista - dijo Merlina

- ¿Y Qué me vas a hacer? ¿Me vas a matar? - dijo en tono de burla

- Te lo advertí - respondío Merlina mostrando aquel afiliado estilete que siempre carga con ella - Uno, dos.. - al segundo el chico ya se había ido corriendo.

- Gracias - dijo Enid mirando por primera vez a Merlina.

Merlina examinó con detenimiento su cara y pudo observar los distintos moretones que habían por toda la cara de Sinclair.

- ¿Ese bastardo te volvió a golpear? - aunque la respuesta fuera obvia, Merlina quería que Enid se abriera con ella. Tal vez no sea la mejor animando, pero si ese imbécil había vuelto a golpear a su amada, tendría que darle un advertencia de lo que le podría pasar.

Enid empezó a llorar, abrazó a Merlina y aunque la pelinegra no sea fanática del contacto físico, no apartó a la rubia, simplemente la envolvió con su brazo y dejó que se desahogara en su hombro. Addams sólo tenía en mente una cosa: Asesinar a Ajax Petropolus, no soportaba ver a Enid así, tal vez en otras circunstancias y con otras personas se reiría del dolor ajeno, sin embargo, cuando la que sufre es su amada Enid es como si le clavaran más de mil estacas en el corazón.

- Seré tu refugio, Enid Sinclair - susurró Merlina a Enid y sin darse cuenta, las dos se encontraban caminando hacia la casa de la pelinegra.

- Toma esto - dijo Merlina entregándole un té de manzanilla y una pastilla - Te ayudará a desinflamar la hinchazón - Enid asintió aceptando con gratitud los medicamentos que la joven Addams le estaba brindando.

Merlina se fue de la sala, dejándola sola, Enid tenía sentimientos encontrados, aquel lugar se sentía tan diferente a su casa, por más grande que sea para sólo una persona, Enid sentía un aire de comodidad y paz, paz que no había sentido desde el día en el que se casó.

Ya había caído la media noche y Enid se encontraba llorando en el hombro de Merlina. No decía ni una palabra, simplemente lloraba. El dolor es más fuerte si es en silencio.

- ¿Cuánto más vas a soportar esto, Enid? - preguntó Merlina, mirando a los ojos a la rubia, aquellos ojos habían perdido su brillo desde hace mucho tiempo.

- No lo sé - respondió - Lo amo, aunque me lastime.

- Si te lastima no es amor - dijo Merlina, aquella frase que sus padres siempre le recalcaron cuando era pequeña, aunque sonaría irónica si la rubia supiera que ella también está sufriendo por alguien que la lastima.

Al final sólo eran dos almas lastimadas intentando ser comprendidas y lo irónico que era: que una de ellas lastimaba a la otra, sin siquiera darse cuenta.

Enid se quedó dormida acurrucada en los brazos de Merlina, se sentía cómoda, se sentía en casa, como era de esperar, pues Addams le dijo: Seré tu refugio, y así fue.

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