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La policía entró en la casa de los McKellan, fue a la habitación y encontró cinco bebés. Cuatro de ellos estaban muertos, menos uno. Ese niño vivo lloraba y tenía una daga en el ojo derecho. Tenía posibilidad de salvarse y volver con su madre, que estaba sentado en el piso sollozando y tapando su cara con las manos. Agustín McKellan, así era el nombre del lindo omega acurrucado debajo de la cuna. Su cabello naranja le tapaba el rostro. Hermoso, una criatura excepcional, ahora devastada por el dolor, el cual días después le causó la muerte...

El pequeño bebé fue a vivir con su prima de quince años a casa de unos tíos. Rose y Fred McKellan. Conforme Oliver, el niño, fue creciendo, su amor por los libros y las películas fue aumentando hasta que se volvió un chico de pocos amigos, pero amado por todos en la escuela por su hermosura, sus ojos grises, con una mirada severa pero una sonrisa preciosa. Su cabello, naranja... Un alfa precioso, dicen todos. Teniendo dieciséis el chico adquirió popularidad, aunque nadie lo conocía realmente, solo Harry, su mejor amigo. Un alfa alto, rubio y de celestes ojos. También hermoso.

Pero basta de hablar. ¿Quieren conocer la historia de, un chico semi ciego y un ángel caído del cielo? ¿Las emociones de Oliver en lo que respecta a sus padres? ¿Quieren conocerlas? Quédense hasta el final. Nuestra historia comienza, en la habitación de Oliver...

Oliver:

Me levanté con el despertador resonando en la habitación y el aroma a galletas recién horneadas. Salté de la cama, me bañé, lave mis dientes, me cambié, me peiné, tomé mis cosas y bajé al comedor. Allí, sentado en la silla de la mesa, estaba mi tío, Fred, tomando su café matutino. Mi tío es un hombre alto, flaco, bastante viejo, de mirada severa, pero amable. Según las fotos que he visto, mi tío Fred se parece mucho a mi padre. Llevé mi mirada a la cocina y en ella, haciendo galletas, estaba mi tía Rose. Una chica muy amable, de ojos verdes esmeralda, rubia, pequeña. Aunque no de edad, claro. Cuando digo pequeña me refiero a la altura. En fin, cuando sacó las galletas del horno, las puso en una bolsita de papel marrón.

- Toma, Oli. Para que lleves a la escuela .- Dijo dándome la bolsa.

- Gracias.

- ¿Dormiste bien, amor? - Me preguntó ella cariñosamente.

- Si, muy bien. Buen día, tío

Al parecer mi tío no notó que yo estaba ahí, ya que cuando le hablé se sobresaltó:

- ¡Oh! Buen día, Oliver.

- ¡Fred estás muy pegado a ese papel, ya déjalo! - Lo reprendió mi tía.

- ¡Cariño, esto es de trabajo, no puedo dejarlo, debo terminar! - Contestó y siguió escribiendo encorvado en la mesa.

- Ok, ya debo irme, ¡nos vemos!

- ¡Adiós, Oli! - Saludó mi tía.

Llegué a la escuela, la Secundaria St. Edmund's y me junté con Harry, mi mejor amigo. Entramos en la clase y nos sentamos en los lugares de siempre cuando el profesor anunció:

- ¡Escuchen, clase, tenemos un nuevo alumno! - Abrió la puerta - Ven, pasa y prenséntate.

El chico entró. Es un omega, bajito, de cabello café y de ojos igual de café. Un poco bronceado, de extremidades pequeñas y de cara tímida.

- Ho... Hola. - Tartamudeó el chico -. Soy Liam.

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⏰ Última actualización: Feb 21 ⏰

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